Vivir en un lugar que puede ser tu sentencia de muerte y a la vez la única manera de sobrevivir, le entregue mi vida a los condenados, vivo y muero según sus leyes, una única palabra puede significar mi muerte...
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Ignacio G.
No entiendo como mamá nunca supo que uno de sus hijos había muerto, por lo que entendí de Alison, vivieron un tiempo con su tía, pero el trato no era el mejor, así que se vinieron para acá, conocieron a Óscar y la historia es más que clara, pero creo que mamá si se enteró de lo de Antonio, pero no le importo, pero no entiendo cómo, eran sus tres hijos su sangre, como estará Mirella no sé nada de ella, tampoco le he vuelto a escribirle a Hugo ni a Román.
Me di la vuelva en la cama abrazando una de las almohadas, ya era pasada la medianoche y no he logrado conciliar el sueño aun, no puedo de dejar de pensar en lo que hablamos en la tarde, aquí solo hay dos cuartos, el de ella y este, aunque ahorita que lo pienso al final hay otra habitación, pero siempre está cerrada con llave, será su habitación.
Me voltee rápido hacia la puerta cuando la escuche abrirse, Isaac venía entrando con otro cambio de ropa diferente al que estaba usando cuando se fue, dejo la mochila en el suelo y sentó en la cama.
—Pensé que estabas dormido.
—No había podido conciliar el sueño, dormiré en la sala para que descanses.
—Quédate, no me molesta dormir en la misma cama.
—Creo que has olvidado que mencione la otra noche, so...
—Que te gusta que te den por detrás, si lo recuerdo, ¿te gusto?, ¿te existo? — pregunto dándose la vuelva mientras se quitaba la camisa y la tiraba al suelo.
—N-n-no de ninguna manera— hablé lo más rápido posible, aunque la respuesta a la segunda pregunta debería de ser sí.
—Bien, no hay ningún problema entonces.
Se terminó de desvestir y se acostó en la cama, me moví un poco más acercándome a la pared, agarre la almohada y voltee hacia la pared él se acostó viendo hacia el otro lado, estaba prácticamente solo en bóxer, agradezco estar aunque sea en calzoneta si no estaría a punto de morir.
—¿No piensas dormir? —pregunto.
—No, algunas veces me sucede.
—¿Qué fue lo que hablaste con Alexis?
—Nada, fueron tonterías nada más.
—Él no habla tonterías, fuiste tú quien lo golpeó primero.
—Si— abrace un poco más la almohada— dijo algo que no me gusto, le pedí que se fuera, pero no quiso, siguió jodiendo y simplemente lo golpee.
—Alexis no es de jugar, cualquiera que se atreva a joderlo no termina bien, lo que te hizo no es nada en comparación a lo que le ha hecho a otros por levantarle la mano.
—Entonces lo más fácil para seguir con vida es hacer como que nunca sucedió nada.
