Que alguien me ayude, por favor. Estoy a punto de desmayarme justo ahora. ¿Alguien?, ¿no?, Ok.
Muy bien Harper, respira.
—Ehm... Yo... Osea... Tú... —para estos momentos debería estar roja.
—¿Qué? —Adam frunció el ceño, parecía confundido— Creo que no te escucho bien.
Solo es Adam, Harper.
Vamos, tú puedes.
—E-estaba tratando de dormir, digo, no podía así que decidí tomar un poco de aire —dije tratando de sonar lo menos nerviosa posible.
—Ah, ya entiendo —me sonrío—. Yo justo estaba por irme a dormir.
—Oh, que bien.
Ok, definitivamente estaba haciendo el ridículo.
—Mi madre me contó lo del cumpleaños —Adam sonaba calmado, mientras yo estaba teniendo un ataque interno. Y para colmo ahora saca el tema del cumpleaños. ¿Por qué me pasa esto? ¿Qué mal yo le hice a este mundo?— Me sorprendió que te hubieras ofrecido a celebrar tú cumpleaños conmigo, teniendo en cuenta que prácticamente ni hablamos.
Adam tenía la clara confución en su rostro. Pero, un momento. ¿Qué había dicho?. ¿Qué me ofrecí a qué?. ¿Cuándo? ¿Cómo? ¿Dónde?.
—¿Yo me ofrecí? —dije claramente confundida.
—Si, mi madre me dijo.
—¿Y qué fue lo que te dijo exactamente la señora Ada?
—Pues que este año querías celebrar nuestros cumpleaños juntos ya que éramos vecinos y ¿debíamos ser más cercanos? —lo último lo dijo un poco dudoso—. O algo así. No la entendí muy bien.
Oh, no.
Oh, no.
Oh, no.
Creo saber justo lo que traman la señora Ada y mi madre.
¿Pensaron que nunca me enteraría?
¿En que me habían metido?
Adam seguía mirándome, como esperando que yo le dijera algo y yo estaba más roja que un tomate. ¿Qué hiba a pensar de mi ahora? ¿La vecina loca?.
—Oh, lo siento, pero yo no me ofrecí a nada —Adam ladeó la cabeza, parecía aún más confuso—, además tú madre fue quién me dijo para lo del cumpleaños y que tu estabas de acuerdo con la idea, no me quedó de otra más que aceptar.
Soné decidida, como tratando de justificarme. Pero es que era verdad, yo nunca me había ofrecido para tal cosa. No quería que Adam pensara que si.
Él me miraba con el ceño fruncido, tratando de buscarle alguna lógica a lo que acababa de decir.
—Bueno, no sé que es lo que gana mi madre haciendo esto... —parecía muy confundido, en cambio yo si sabía muy bien lo que ella trataba de hacer—, tendré que preguntarle mañana.
Oh, no.
—¡No! —Adam volvió a fruncir el ceño— Digo... si le preguntas es obvio que no te dirá.
Debía resolver esto, sabía que la idea del cumpleaños traería problemas. Si Adam seguía buscando respuestas daría con la gran verdad: que yo estoy enamorada de él. No podía dejar que el se pusiera a preguntar por ahí.
—¿Y entonces? —indagó.
—Si de verdad queremos saber lo que traman nuestras madres, porque la mía también está implicada en esto, debemos averiguarlo nosotros mismos —¿Ya mencioné que a estas horas no digo nada coherente?
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Mariposas
Teen FictionLa vida de Harper siempre ha sido muy monótona... ¿Cambiará eso ya?