Capítulo 11

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El tiempo se mueve y los días pasan sin indicio de la Srta. Kim deteniéndose en casa.

Mamá la invita para la usual cena de domingo, pero ella declina, siempre diciendo que tiene diligencias.

No la echo de menos. Sería lindo verla  una última vez antes de que empiece mi primer semestre en Brown.

La noche antes de que me vaya a la universidad, me despierto en medio de la noche y encuentro a alguien en mi cama. Una mano cubre mi boca antes de que pueda gritar. Abriendo los ojos, no puedo ver nada en la negrura que me rodea. Mi corazón palpita, no puedo escuchar nada más que el latido en mis oídos.

—Shhh. Soy yo —susurra ella.

Mi corazón da un latido. ¡La Srta. Kim! ¡En mi cama!

Gracias, hada del sexo.

Me muevo a tientas en la oscuridad y agarro su cara, aplastando mis labios sobre los suyos, besándola  con un hambre que no sabía que poseía, tomando todo lo que me había perdido.

Gracias, joder, porque ella me besa de vuelta. Nuestras lenguas se enredan, probando, saboreando hasta que quiero derretirme como mantequilla. Nuestra respiración es acelerada cuando finalmente apartamos nuestros labios.

Acaricia mi mejilla.

—Lo siento. No quería desaparecer de ti. Estaba confundida. Tu papá va a matarme si alguna vez  averigua lo que sucedió... Pero no puedo sacarte de mi mente. Tenía que verte una vez más antes de que te fueras. Sentir tu coño alrededor de mi polla. Una vez, nena. Déjame tenerlo. —Su voz es tentadora, suave y seductora. Mi coño duele y se vuelve pesado con cada palabra susurrada.

Inhalo.

—También estaba esperando verte antes de irme.

La Srta. Kim sonríe, frota sus labios sobre los míos, haciendo que mi corazón aletee como una mariposa.

Con los ojos ahora acostumbrados a la oscuridad, miro alrededor de mi habitación. Mi puerta todavía está cerrada desde el interior. ¿Cómo entró?

Debe haber leído mi confusión. Su voz es baja, probablemente así no despertará a mis padres durmiendo en la habitación principal al final del pasillo.

—Tu ventana está abierta.

Lo olvidé. La Srta. Kim es un comando especial, una mujer que es una maestra en entrar a hurtadillas en lugares prohibidos y peligrosos sin ser detectada.

Besa mi cuello, sus manos vagan por un momento antes que se dé cuenta que estoy desnuda bajo mi manta. Me había masturbado con el Sr. Rosa antes de quedarme dormida.

—Dios —Su voz en un susurro ronco.

No dudo en tentarla.

—Quítate la ropa y únete a mí. La puerta está cerrada y mis padres tomaron valium antes de que fueran a la cama. No nos escucharán, incluso si hay un terremoto. Pero es mejor que no hagamos mucho ruido. Solo por si acaso —Acaricio su cuello, mis dientes mordisqueando el lóbulo de su oreja.

La Srta. Kim se levanta y se desviste, tirando toda su ropa negra y dejándola caer en la alfombra.

Realmente había estado lista para este ataque a hurtadillas. Pronto, se desliza en mi cama conmigo, su cuerpo cálido y desnudo contra el mío. Sin ropa, nada que evite que acaricie su piel lisa. Adoro acariciar sus musculos tonificados, sus abdominales. La polla gruesa y gorda del La Srta. Kim está dura y lista.

Sucio Secreto ' ᴮᵇᵃⁿᵍˢᵃᶻ ᴳⁱᵖ 'Donde viven las historias. Descúbrelo ahora