Un día en la vida de un músico

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La primera vez que escribo un diario de mi vida como músico


Domingo 1 de junio de 2024

Ayer sábado me desperté odiando mi vida por milésima vez. Eran las seis de la mañana, y apenas pude dormir una hora. Me acosté un poco antes de las cinco porque nuestro evento de anoche duró más de lo previsto porque no empezamos a tocar hasta que regresó la luz en esa colonia a la que de por sí nos tomaron dos horas y media para llegar y otras dos para regresar. Tuve que decidir entre bañarme tranquilo o desayunar tranquilo, y no pude hacer ni una ni otra porque decidí dormir 20 minutos más, entonces terminé por medio bañarme a las prisas y por acabar comprando una torta de tamal para comer en el camino de ida hacia nuestro nuevo evento.

Mientras iba sentado en el camión encargado de transportar a nuestro conjunto de mariachi, al fin pude dormir un poco más durante el trayecto hacia nuestro nuevo evento, el cual nos requeriría viajar a otro estado, y por eso cuando desperté a medio día, mi torta de tamal y mi atole ya se habían enfriado, pero aún así me los comí porque ya tenía hambre. No soy tan joven pero tampoco tan viejo, por lo que esos pequeños ratos de sueño, incluso en un lugar tan incómodo como el asiento del camión, me revitalizaron casi por completo.

Una vez pasado el mediodía, comencé mi rutina de repasar el cancionero, porque sigo recordando y atormentándome por la vez que me confundí de acorde al tocar una canción en una presentación en vivo y cómo es que por mi culpa la canción sonó horriblemente disonante. Por fortuna para mí, el público no se dio cuenta porque en su mayoría no tiene un oído musical entrenado, pero mis compañeros del mariachi sí se dieron cuenta, por lo que sentí sobre mí sus miradas, lo que me puso muy nervioso por mi error, pero pude recuperarme en la siguiente estrofa, y por esto mi trompeta se reincorporó sin problema y ya no hubo mayor problema. Mis compañeros nunca me dijeron nada sobre mi error, pero el recordar como me miraron en cuanto escucharon la disonancia me hizo prometerme que nunca más volvería a pasar, y por eso diligentemente en cuanto tengo oportunidad en medio de los largos trayectos a nuestros destinos, repaso el cancionero. Bendita la hora en que aprendí a leer partitura, pues entender bien tal lenguaje simplifica mucho entender una canción en vez de solo memorizarla, y gracias a los años que llevo en este conjunto de mariachi, leer la clave de fa y de sol se me ha vuelto tan natural como andar en bicicleta.

Aproximadamente a las 4:30 pm me despertaron mis compañeros, pues me quedé dormido mientras intentaba repasar el cancionero, y bajamos del camión para comer en un establecimiento de comida casera, y tal banquete me hizo recordar las delicias de mi profesión, como viajar, conocer nuevos lugares y degustar lo mejor de la gastronomía mexicana. Después de comer y volvernos a poner en marcha hacia nuestro destino, quise volver a retomar el repaso del cancionero, pero me dio tanto sueño después de comer por culpa del mal del puerco que decidí volver a cerrar los ojos, pero ya no pude dormir porque estaba bastante lleno y me comencé a marear un poco, por lo que mejor abrí los ojos, pero ya no me dieron ganas de volver a repasar el cancionero, y mejor comencé a arrancar pequeños trozos de papel de esta misma libreta, para hacer bolitas y aventárselo al pinche Roberto que iba dormido en un asiento de casi hasta adelante. El cabrón ya me debía varias, y contando con que los otros compañeros también iban dormidos, pude lanzar varias bolitas de papel a Roberto hasta que se despertó, y en cuanto se volteó a encontrar al culpable rápidamente cerré los ojos para que no supiera quien de todos los compañeros dormidos había sido. Esperé nuevamente a que se durmiera, y volvó a lanzarle más bolitas de papel, otra vez volteó, pero esta vez ya no me hice el dormido, por lo que agarró una bolita que tenía cerca y me la aventó, por lo que yo reí. Eso pudo haberse convertido en una guerra de bolitas de papel lanzadas entre el y yo, pero solo terminó en que a él también le dio risa, y sospecho que comenzó a juntar todas las otras bolitas que le aventé y que me las regresaría en otro momento.

Eventualmente todos los compañeros se fueron despertando, por lo que empezamos a bromear y el resto del trayecto se hizo más ameno. Una vez que dieron las 7:20 pm, llegamos a nuestro destino, y comenzamos a descargar el equipo para instalarlo en el evento. Espero que no haya gente armada esta vez, pues ya ha pasado que en cuanto la gente se alcoholiza teniendo armas, las cosas se pueden poner muy tensas. Afortunadamente, no hubo complicación alguna, pues terminamos nuestra participación temprano afortunadamente, y ya de regreso en el camión es que me surgió la idea de comenzar a escribir un diario, pues la rutina de tantos años haciendo esto se me hace cada vez más aburrida, y cada vez encuentro menos motivación en este trabajo de músico que tanto amé en algún momento de mi vida, por lo que escribir este diario, es mi única esperanza de forzarme a recuperar mis recuerdos a lo largo del día, con tal de intentar experimentar en mi mente todos los momentos de esta vida de músico, incluyendo los buenos y los malos, pues creo que esta es la forma de volver a encontrar mi pasión, porque un día las fuerzas de mi juventud terminarán y no podré continuar haciendo estos viajes tan pesados y desgastantes, y justo este diario, me ayudará a experimentar de nuevo esta época de mi vida que sé que, aunque a veces la deteste, se que algún día la extrañaré.

 SoyTuAbuelitaDay998MelisaDiazv

LianaMejias

HadesRenteria

Samilove14


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