Sexta parte

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Joder, aquel traje azul que portaba lo hacía ver aún más dominante de lo que recordaba, contrastaba perfectamente con su cabello rubio despeinado y aquellos ojos azules como el mismo cielo. Su rostro pálido ahora tenía un aspecto sonrojado justo como cuando estaba a punto del clímax, maldito hombre perfecto. Su postura emanaba poder, verlo en lo más alto de aquel podio le hizo temblar las piernas. Durante la lluvia de champagne no pudo resistirse a mirarlo, realmente se veía tan caliente, el líquido cayendo sobre su cara trayendo consigo flashbacks. Incluso lo vio abrir la boca dejando a la vista aquella majestuosa lengua que le recorrió la piel hace días, jura que podía sentirla aún. Entonces su pantalón de pronto le apretaba por la parte delantera y ¡oh maldita sea!, había tenido una erección.

Apostaba a que su rostro ahora también estaba tan rojo como un tómate, podía decir que era obra del sol, pero rezaba por que no notarán aquel pequeño detalle en su pantalón.

—Demonios, si no fuera porque soy heterosexual me metería con ese hombre.

La voz de Bruce lo sacó de sus pensamientos obligándolo a mirarlo, tenía su labio inferior levemente tomado por sus dientes, sus amigos rierón por las palabras del moreno, pero ¿porqué a él no le hacía gracia eso?. Sintió ganas de arrancarle aquellos cabellos rizados de un jalón.

—Suerte para la próxima Bru, por lo que me dijo un día Oscar, tiene novio.

¿Qué chingados?.

—¿Novio?— preguntó tratando de sonar casual.

—Ajá, bueno no como tal, pero se iba a casar y de pronto su compromiso se terminó.

—Entonces no está apartado, Lando.

—No, pero hasta las páginas de las wags, donde por cierto estoy— dijo señalandose orgulloso. —Dicen que se le ha visto con él unas cuantas veces. Así que probablemente terminen regresando.

—Una lástima, tan guapo que es.

Su mente procesaba todo lentamente, no podía permitirse que nadie se lo quitará... vamos no sin tener otro polvo al menos. Aunque tenía que ser cauteloso.

Después de culminar la ceremonia, Lando se los llevó a comer mientras esperaban a que Oscar terminara la conferencia post carrera.

Se arregló el cabello, odiaba usar gorras pues le alborotaban el cabello.

Estuvieron platicando mientras esperaban por el Australiano. Mientras la plática continuaba sobre la carrera, su mente se disparó nuevamente a aquel chico.

No podía dejar de pensar en que mierda haría, por supuesto que quería volver a repetir lo de aquella vez con el rubio, pero enterarse de que de alguna manera había una persona a la cual tal vez amaba le hacía sentir estúpido, y por otro lado estaba Hamilton. Tampoco dejaría la oportunidad de tenerlo.

Esto podía salir ó muy bien ó muy mal.

Su mirada perdida no pasó desapercibida para sus amigos, quienes se dieron miradas confundidas.

—Cariño, ¿algo anda mal? — preguntó Lando poniendo una mano sobre la suya.

Sabía que no podía mentirles a sus amigos. Por lo que suspiro y asintió.

—¿Qué ocurre sol?.

—¿Quieres contarnos?.

Amaba lo comprensivos qué eran, lo hacían sentir amado y protegido.

—¿Recuerdan él hombre del qué les conté cuando no llegué a casa, después de la fiesta de Lewis?.

Todos asistieron poniendo atención.

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