Querido diario...esto de escirbirte es una gilipollez, no lo hago por voluntad propia es que de hecho no sé ni con quien hablo.
Para una vez que mis padres se dan cuenta de que existo me mandan al psicólogo. Y él, llamado Lucas, es el que me ha obligado a escribir en este estúpido libro.
Mis padres se piensan que estoy deprimida y que tengo algún problema de anorexia, bulimia o alguna enfermedad de esas simplemente porque no como todo lo que ellos consideran adecuado para una niña de 17 años.
Lucas me ha dicho que empiece hablando de lo que pienso sobre mi, así que así lo haré:
Físicamente soy guapísima, tengo que reconocerlo. Al verme cualquiera diría que soy una rubia, pija, tonta y la verdad, soy así.
Tengo el pelo rubio, largo , lacio y con alguna que otra extensión. Mis ojos son lo que más destaca de mi cara, son muy grandes, redonditos y con un azul intenso. Mi nariz es pequeñita, conseguida tras una operación; y mis labios carnosos.
Mido 1,72 y tengo un cuerpazo sinceramente. Como veis me encanta mi físico. Mucha gente me considera creida , yo simplemente valoro lo bueno que tengo.
Mentalmente la gente me considera tonta y yo no sabría encontrar otro adjetivo que me definiera mejor a como actuó ante los demás. No estoy orgullosa de como trato a los que me rodean pero es la única forma que he encontrado para sentirme querida.
Hablando de mi familia, tengo dos hermanos, son gemelos y tienen 8 años. Se llaman Pablo y Rubén, y básicamente son los únicos con los que trato de mi familia porque, como ya he dicho antes, mis padres pasan de nosotros, están siempre ocupados con su trabajo.
Estudio segundo curso de bachiller, en el instituto Príncipe Pío, en el centro de Madrid.
En mi instituto como otro cualquiera esta dividido en diferentes grupos: los góticos, los empollones, los deportistas, las nerd, los frikis de los cómics, los macarras, los artistas ... y luego esta mi grupo que somos las populares, somos las que cualquier chico querría tirarse. Y se podría decir que soy la líder de ese grupito.
Bueno Lucas me ha obligado a escribir cada jueves un poquito más de mi vida, así hasta terminar el curso. ¡Que suerte!
