Sentí una luz que me daba directamente en los ojos, haciendo que con la poca fuerza que me quedaba los abriese.
Era la mañana siguiente y no podía con mi cuerpo, seguía llevando la misma ropa de la noche anterior, entonces decir que la noche había ido bien era poco, pero mentiría si digo que me acuerdo de todo.
Estiré el brazo hacia la mesilla en busca del móvil, pero el sonido de la puerta abriéndose llamó mi atención.
- Buenos días - escuché desde la puerta una voz que me hizo sonreír.
- Buenos días Teo - respondí a mi hermano pequeño mientras él se acercó a la cama y se tumbó al lado mío.
- Mamá y papá han salido al trabajo - dijo para darme un vaso con agua y una pastilla, Mateo solo tenía 14 años pero desde que nació sabía que íbamos a cuidarnos a toda costa y así ha sido, es y será, porque era lo único que teníamos, a nosotros mismos.
- Gracias, Teo - agradecí a mi hermano dándole una sonrisa sincera.
La mañana pasó y en cuanto llegó la tarde, Mateo se encerró en su habitación a jugar con la Play mientras que yo estudiaba para los siguientes exámenes de la universidad.
Para cuando me di cuenta, el sol estaba cayendo y las calles afuera estaban completamente a oscuras, entrando solo la luz de las farolas que iluminaban las calles, así que encendí la luz del escritorio.
Baje de nuevo la vista al libro de historia y en ese mismo momento escuche unas llaves abriendo la puerta de casa.
Ya desde los pasillos fuera de la casa se escuchaban los gritos de mi madre a través de las paredes.
- SIEMPRE ES LO MISMO, LA MISMA EXCUSA- se la escuchaba gritar una vez que entró y cerró la puerta.
Rápidamente, me puse los cascos que tenía colgando a un lado de la mesa y me puse música a todo volumen para no escucharla.
- NI SIQUIERA SE POR QUÉ SIGO AQUÍ -
- NO SE COMO ES QUE TIENES TANTO TRABAJO PERO LUEGO NO LLEGA EL DINERO A CASA- Escuchaba distorsionada la voz de mi madre a través de la música.
Pasó casi una hora para cuando los gritos pararon y apagué la música, seguido cerré el libro y me disponía a guardar todo, pero empecé a escuchar pasos acelerados por el pasillo.
- NO PIENSAS HACER LA CENA, ¿Y TU HERMANO? SIEMPRE ES LO MISMO CONTIGO, ERES UNA EGOÍSTA -gritó en cuanto abrió la puerta de sopetón, me lo esperaba, no era nada nuevo, todos los días eran parecidos.
Mi madre llegaba, mi padre no aparecía hasta el día siguiente y se descargaba en mí. Mientras hacía la cena, a Mateo le preguntaba por su día y qué iba a hacer al siguiente. Mi vida se basaba en un bucle del que no parecía tener salida.
Mientras estaba haciendo la cena y escuchaba las preguntas de mi madre a Mateo, sentados en el sofá de la sala enfrente de mí, solo pensaba en la noche anterior, pero realmente solo intentaba recordar qué había pasado, porque siempre recordaba todo, pero esta noche había sido completamente distinta.
Así que en cuanto puse la cena en la mesa y me senté en el sofá, cogí el móvil y abrí el grupo de las cuatro.
Rápidamente, escribí preguntando si alguna se acordaba de algo de aquella noche y lo único que recibí como respuesta fue Gía diciendo que el próximo viernes nadie tenía que cumplir castigo.
Así que empecé a darle vueltas y me llegó, había besado al cantante de la banda que había tocado ese día, ni siquiera recordaba su nombre.
El domingo se me pasó volando mientras estudiaba encerrada en mi habitación.
Me levanté sin pensarlo, lunes, primer día de la semana, ni siquiera había sonado la alarma, pero mi cuerpo se había acostumbrado. Miré el reloj, a las siete menos cuarto de la mañana, así que me levanté para tomarme un café y en menos de quince minutos ya estaba dirigiéndome hacia la universidad.
No estaba muy lejos de mi casa, vivir en el centro del pueblo traía ventajas. Cuando llegué vi a Ashley en la puerta esperándome como todas las mañanas, era la única del grupo que estudiaba en la misma Universidad a la que yo iba.
- Buenos días - me saludó medio dormida.
- Buenos días para algunas - dije riendo suavemente - No pareces muy despierta -
- Nunca lo estoy a estas horas, ya lo sabes - dijo mientras pasábamos por la puerta de la Universidad, empezando así un nuevo día.
Las horas de clase se hicieron eternas, ignorando la hora de historia en la que tuvimos examen.
- Realmente no ha sido tan difícil el examen, Ashley- le dije a la rubia que salía con mala cara de la universidad.
- No puedes decirme eso, Dahlia, te has pasado estudiando para ese examen desde el día que puso la fecha, yo por despistada me acordé porque me avisaste la semana anterior, creo que no apruebo, mis padres me van a matar- se quejó la rubia mirando al suelo.
- Que no, mujer, seguro que lo apruebas, no te preocupes, pero vas a tener que empezar a ponerte alarmas para acordarte - le recomendé mientras la abrazaba por los hombros en forma de apoyo.
- Vendría bien, creo que voy a empezar a hacer eso - me sonrió aceptando mi consejo.
- Bueno, aquí se separan nuestros caminos, mañana nos vemos- me despedí alejándome de Ashley.
- Suerte en el trabajo - gritó mientras nos alejábamos. Le sonreí a lo lejos.
Cuando llegué a casa me encerré en mi habitación y me cambié rápidamente para ir al trabajo con mi táper de comida, el cual siempre me preparaba la noche antes.
Mateo estaba en clase, suponía que mi madre lo recogería a la hora de su salida y lo dejaría en casa con la niñera.
De camino a la tienda de música iba con mis cascos. Hace poco Kayla me había enseñado un grupo de música, Chase Atlantic, y la verdad es adictiva. Desde ese día no he dejado de escucharlos.
Ya en la tienda encendí todas las luces, organicé todo lo necesario y en cuanto terminé abrí la tienda, serían las 5 de la tarde para cuando abrí.
La tarde había pasado rápido, ya había vendido algún que otro vinilo y CDs. Estaba mirando el grupo de WhatsApp cuando escuchó la puerta de la tienda abrirse. No le doy mucha importancia y sigo mirando hacia el móvil contestando los mensajes.
Para cuando pasa un rato no muy largo, siento su presencia en el mostrador.
- ¿Así que trabajando en una tienda de música, eh? — Escucho una voz que me suena haber escuchado antes pero que no recordaba muy bien- Buen gusto musical. - De fondo estaba sonando "Escort" de Chase Atlantic.
- Gracias, son un buen grupo - dije sonriendo a la persona al otro lado del mostrador, sabía que lo había visto en aquella fiesta, era de la banda que había tocado, pero no me acordaba del nombre. - Perdón por preguntar, pero no me acuerdo de tu nombre, ya sabes, el alcohol y la situación - dije avergonzada por no acordarme mientras él se reía-.
- Vaya, pensé que te acordabas del que os invitó a los chupitos... Beck, me llamo Beck—dijo sonriendo, a lo que me contagió su sonrisa—.
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Holaaa, espero que os haya gustado el segundo capítulo, este lo he escrito yo Eneritz. Hemos intentado seguir un poco con la misma forma de escribir y que no sea un cambio muy drástico.
Ya hemos conocido un poco más a Dahlia en su día a día y su pequeña familia. ¿Pero qué hará Beck en la tienda de música? ¿Cómo sigue toda esta historia después de esa noche en el mismo bar de siempre? Estar atentos al siguiente capitulo.
Ya sabéis si os ha gustado darle a la estrellita y comentar que ha aparecido.
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Sparks Fly
RomanceUn bar, mucha música y alguna que otra apuesta. Dahlia, una mujer que por fin empieza a cumplir sus sueños, pero... todos ocultamos algo. Luke, un guitarrista y cantante de una banda con muchas metas por delante. Personas muy diferentes, dos estrell...