7. Foolish empieza a trabajar

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En casa de Lolito, todo parecía estar en orden. Foolish seguía aprendiendo tantas cosas, que llegaron a un punto en el que Lolito ya no sabía que más enseñarle, sobre todo porque el híbrido tiburón ya le había confesado que gran parte de lo que sabía, era gracias a Vegetta.

Incluso pronunciar su nombre hacía que Foolish luciera distinto; su rostro adquiría un brillo especial y una sonrisa que irradiaba luz...

Lolito estaba más que feliz por él; deseaba tanto ayudarlos a darse cuenta de que empezaban a sentir cosas fuertes el uno por el otro... Quizás ya era momento para hablar al menos con uno de ellos de forma seria. Esta era una gran oportunidad y, de paso, podría conocer también algo sobre su nueva vida.

 La pelirroja de ojos verdes invitó a Foolish a sentarse en el sofá, que se ubicaba en una de las salas principales de su hogar, y el híbrido tiburón, sabiendo que no tenía clases hoy, por un instante temió que hubiera algo por lo que debiera ser regañado y hurgó en su memoria, tratando de encontrar algo que hubiera hecho mal y que mereciera un llamado de atención...

 Lolito se dio cuenta de esto, por lo que no pudo evitar que una risa se escapara de sus labios: -Foolish, cariño, no tienes por qué preocuparte. No estás en problemas, por ahora. Pero si tienes algo que quieras confesarme, soy toda oidos.-

-¡No, no! No es nada... ¿Qué querías decirme?- Foolish quería dejar pasar ese momento incómodo y pretender que las travesuras que había hecho, por culpa de su curiosidad; como romper por accidente algún jarrón o decoración de la casa, mayormente por la culpa de su cola de tiburón (en esas ocasiones, se deshizo rápidamente de los restos, arrojándolos a la basura), no habían ocurrido jamás. Lolito no se había dado cuenta y así debía quedarse.

-Bueno Foolish, estos últimos días has sido un excelente estudiante, con algunas dificultades para aprender ciertas cosas, como  matemáticas, pero terminaste dando tu mejor esfuerzo y lo conseguiste. Así que te traje aquí porque quiero felicitarte por ser una persona espléndida y un excelente alumno.- La mano de Lolito se posó en el hombro de Foolish, en señal de apoyo.

-Pero yo... no soy una persona...- Foolish bajó sus orejitas puntiagudas, lo que le dió un aspecto tierno e inocente, aunque su expresión decía todo lo contrario. En ese momento, se dió cuenta de la seriedad de sus palabras, que por un momento, dejaron mudo a Lolito, quien se mordió el labio inferior.

-Foolish... Ven conmigo. Quiero enseñarte algo...

 Aún no era el momento para decirle la verdad, pero sí que podía darle al menos un algo de información, que le daría más motivación; Después de todo, ahora tenía la oportunidad de volver a formar un vínculo con el híbrido, pero sobre todo, volver a forjar recuerdos juntos.

 Tomó la mano de Foolish para guiarlo a un lugar que de seguro, le encantaría. gracias a esto logró levantarle el ánimo, recordándole lo afortunado que era de ser mitad tiburón y no sólo un simple humano, como ellos. Le hizo recordar que era mucho más especial de lo que cualquier persona podría ser, convirtiendo ese día ,en una clase de desarrollo personal. Lolito le hizo recordar lo que es "amarse a sí mismo, a pesar de sus defectos..."

 Respiraba bajo el agua y, sobre todo, era veloz dentro de ella. ¡Realmente veloz! Le enseñó algunos secretos que podía usar bajo el mar en su favor cuando fuera necesario.

 Con esto, Lolito tenía otras intenciones, aunque no es lo que ustedes pudieran imaginarse; simplemente podía usar esa información en favor de Foolish en el momento adecuado (ahora sabrán a que nos referimos).

-Bueno Foolish, ya es tarde y debemos irnos. Vamos, quiero hablar más contigo en lo que tardemos en llegar a mi casa.- Lolito sacó de su mochila especial, que había llevado para la ocasión, una toalla grande con iniciales bordadas en ella y se la dio a Foolish. Al momento, sacó una también para ella, para secar su larga cabellera, antes de volver a cambiarse y ponerse su mochila, para caminar juntos con destino a su hogar.

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