La Primera Vez

Despedidas

La primera vez que Chiara y Ruslana se despidieron les quedó el recuerdo de lo que podría haber sido, de lo que podrían haber sido. Quizás el tiempo no estuviera de su parte.

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Chiara miraba con detenimiento las marcas en la acera. Las baldosas madrileñas cambiaban dependiendo de la zona de la ciudad, normalmente el patrón eran cuadrados, que no rombos un error común de la gente, puestos en diagonal, pero curiosamente aquí eran rectangulares. En algunos lugares más pequeños, en otros eran un poco más oscuros... Era especialmente interesante cuando se dio cuenta de que algunos de los rectángulos oscuros estaban perfectamente alineados con...

— Kiki, ¿me estás escuchando?

Chiara apartó su concentración de los patrones del suelo y dirigió su mirada a su novia, que la observaba confusa.

— Eh, sí... Que tu hermana tuvo esa competición el fin de semana pasado.

— Hace como diez minutos que dejé de hablar de eso. — Respondió frunciendo ligeramente el ceño.

Chiara tragó saliva.

— Fuck, shit, mierda, perdón. Supongo que me he ido.

Violeta ahora la miró con preocupación y acarició con cariño su brazo.

— ¿Estás bien?

— Sí, no te preocupes. Sigue contándome.

La inglesa intentó reanudar su marcha como si nada, pero al ver que Violeta había suspirado cruzándose de brazos, se frenó rápidamente.

— ¿Qué pasa? — Preguntó temerosa.

— Pues que no entiendo qué te pasa.

— ¿A mí? Nada, te lo acabo de decir.

— Kiki, llevas rarísima desde hace semanas. Tardas días en responder mis mensajes, te propongo salir y apareces media hora tarde, y mientras estamos juntas es como si no estuvieses aquí... Entiendo que te cuesta concentrarte, ya sabes que siempre he intentado ayudarte todo lo que pueda con eso, pero otra cosa es que me ignores continuamente. — Chiara iba a responder pero la granadina continuó hablando. — He intentado darte tu espacio y no insistirte más allá de tus límites, aun incluso cuando dijimos que íbamos a aprovechar este verano todo lo que pudiéramos porque luego nos volveríamos a ver menos. Cuando esta vez has propuesto tú de salir juntas pensaba que habrías solucionado lo que sea que estuviese pasando por tu cabeza y volveríamos a estar como siempre, — suspiró —  pero otra vez vuelve a ser como si no estuvieras aquí. Te siento muy desconectada de mí, de nosotras.

— Vio, eso no...

— He empezado a pensar cuál podría ser el problema, qué es lo que te falta en esta relación. Estábamos tan bien hasta hace poco... Quizás el problema simplemente sea yo.

— Violeta, no es eso...

— ¿Entonces qué es? — Preguntó con desesperación en la voz.

Chiara abrió la boca para tratar de defenderse, para pedirle perdón, para decirle que ella era todo lo que había estado esperando en esta vida. Abrió la boca y sin embargo de ella no salió ni una sola palabra.

Violeta soltó una carcajada irónica.

— Lo suponía.

Y dicho eso se marchó dolida de allí. 

Sintió el impulso de ir hacia ella, pero sabía que hoy seguramente sería incapaz de arreglar las cosas. Sintió el impulso de llorar, pero no lo hizo, no se veía capaz.