Capítulo único

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Hace mucho tiempo, en las preciosas aguas del mar de Musutafu, vivía una bella sirena, un chico con cola de pez. Él cantaba con su dulce voz a los pescadores que navegaban en busca de alimento, pero nunca había hecho nada más que eso, manteniéndose alejada de todo ser humano.

Un día, mientras nadaba cerca de la costa, a escondidas de todos, vio a un joven pescador que se enfrentaba a fuertes olas, y tenía la habilidad para atrapar los mejores peces en la red.

Quedó impresionado.

La hermosa sirena comenzó a seguir al pescador a escondidas, observando su trabajo y admirando su fortaleza. Al principio, el pescador no se percató de la presencia de aquella bella sirena. Acostumbrado a la compañía de la fauna marina, la sensación de ser observado era algo común para él y no le preocupaba en absoluto.

Sin embargo, a medida que pasaban los días, el pescador comenzó a notar algo diferente. Había una presencia constante que no se marchaba, una sensación que le envolvía y le hacía sentir una especie de curiosidad inexplicable. Empezó a prestar más atención a su entorno, buscando con la mirada entre las olas y bajo la superficie del agua, pero no lograba ver nada fuera de lo común.

Fue entonces cuando, una noche tranquila, mientras se encontraba solo en su bote, escuchó una melodía suave y encantadora. Al principio pensó que era su imaginación, pero la melodía persistía, cada nota era más clara y hermosa que la anterior. No provenía del pueblo ni de su radio, y no había otro barco a la vista.

Provenía del mar.

El pescador se inclinó sobre el borde de su bote, tratando de discernir el origen de aquella música celestial. Su corazón latía con fuerza, y sus ojos recorrían la oscuridad del océano, esperando ver algo, cualquier cosa que pudiera explicar aquella misteriosa canción. Pero todo lo que encontró fue el reflejo de la luna en la superficie del agua y el susurro de las olas contra el casco de su barco.

La sirena, oculta entre las sombras, continuó cantando, su voz llena de anhelo y misterio. Sabía que no podía acercarse demasiado, pero no podía evitar querer estar cerca de él, aunque fuera en secreto. Cada noche, el pescador se encontraba esperando aquella melodía, sintiendo una conexión inexplicable con el ser que la producía. Y aunque no podía verla, sentía su presencia, sabía que algo maravilloso y desconocido lo observaba desde las profundidades del mar.

Un día, mientras navegaba, el joven pescador se vio atrapado en una tormenta de gran ventisca. Las olas del mar se levantaban agresivas y tempestuosas, golpeando su pequeño bote con furia. En medio del caos, una ola especialmente fuerte volcó su embarcación, arrojándolo al agua. Luchaba desesperadamente para mantenerse a flote, pero el mar lo consumía con cada embate, llenando sus pulmones de agua y robándole el aliento.

La lucha para permanecer sobre el agua se hacía cada vez más difícil. Sus fuerzas comenzaban a desvanecerse, y sentía cómo la oscuridad lo envolvía. En el último momento de desesperación, justo cuando pensaba que todo estaba perdido, sintió una mano sujetando su cadera con firmeza.

"Me encontraron, el guardavidas me salvará," pensó tontamente, asumiendo que aquella presencia era otro ser humano. Sin embargo, estaba equivocado.

Con una fuerza que no esperaba, fue arrastrado hacia la superficie y llevado hacia la orilla. Apenas consciente, sintió el aire frío en su rostro y el agua salada escapando de sus pulmones mientras tosía violentamente. Abrió los ojos, esperando ver a su salvador, pero solo encontró la playa vacía. No había guardavidas, no había nadie más a su alrededor más que el mar abrasivo y la tormenta que empezaba a calmarse.

Se sentó en la arena, temblando y confundido, tratando de entender lo que había sucedido

Los días pasaron y el joven pescador no pudo evitar compartir su extraña experiencia con los demás. Su relato intrigó y asombró a muchos en el pueblo. Fue entonces cuando un anciano, con una apariencia sabia y serena, se acercó a él. Con una mano apoyada en su barbilla y la otra sosteniendo un bastón para estabilizar su caminar, comenzó a hablar.

Monstruo del mar ||BKDK||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora