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¡ＡＤＶＥＲＴＥＮＣＩＡ! Contenido +18.
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No lo ves hasta altas horas de la noche. Cuando despertaste, la noche anterior, en tu cama deshecha, con las mantas verde helecho, no lo encontraste a tu lado, ni en la cocina, ni en la sala, como si se hubiera desmaterializado. Pero es justo cuando te despiertas de una siesta, que te sorprendió en medio de una película que has puesto para pasar el rato, que sientes su presencia entre tus piernas.
Intentas moverte, ociosamente, con los párpados medio cerrados y entumecidos por el sueño, pero tus muñecas están firmemente atadas, como atadas por una cuerda invisible, por encima de tu cabeza, descansando suavemente contra el respaldo del sofá. Cuando finalmente logras abrir los ojos, una cabellera pelirroja emerge felizmente entre tus piernas, una visión que te hace estirar el cuello para evaluar la situación. La leve sonrisa expectante que había aparecido en tu rostro desaparece abruptamente cuando, para tu horror, no es él. Ya no, al menos, mejor manera de decirlo. Pennywise sonríe, los dientes de conejo asomando por sus labios rojo cereza, la cabeza ligeramente inclinada hacia la derecha de manera burlona.
"Aw, ¿mi T/n está decepcionada? ¿Ya no le gusta mi apariencia?" Cuestiona, sus manos se deslizan sobre tus rodillas para abrir tus piernas y hacer más espacio entre ellas. Frunces el ceño, un poco preocupada porque el agarre en tus muñecas se vuelve más fuerte con cada segundo que pasa, reduciendo tus posibilidades de escapar.
