Su pequeña pero fuerte mano apretó la almohada bajo su cabeza, sonriendo al frotar suavemente su mejilla en ella.
Era extraño, estaba tan cómodo en ese sueño. Esperaba que en cualquier momento Yongbok saltara sobre él, despertándolo para desayunar como todas las mañanas. Pero nada sucedía.
Un minuto, dos, tres.
Nada.
Poco a poco Jisung abrió los ojos, encontrándose con una habitación desconocida, sin las paredes mal pintadas de color verde ni los posters de los muchachos con los cuales compartía el cuarto.
Fue tomando conciencia con el paso de los minutos, sentándose rápidamente sobre la cama al recordar lo sucedido el día anterior, rememorando la charla con su nuevo dueño.
Con Minho.
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-Veamos, Han Jisung
El muchacho apretó un poco más la taza caliente entre sus manos. El llamado de su nombre completo siempre le había puesto la piel de gallina. Se sentía regañado.
-Creo que es bueno que aclaremos algunas cosas, ¿de acuerdo? – el mayor se aclaró la garganta- en primer lugar, yo si quise ofertar por ti. No eres un error, ni por un segundo pienses que lo eres.
La mirada de Jisung subió un poco, vislumbrando la impecable camisa carmesí del mayor, las mangas subidas hasta sus antebrazos y aquellas manos fuertes con los dedos entrelazados.
Si no tuviera tanto miedo de su futuro, podría haber pensado mucho más en lo varonil que lucía.
-Segundo, si bien te adquirí por un precio, no pretendo que trabajes para mí. No serás mi empleado- Minho era algo tosco con las palabras, pero intentaba elegirlas con cuidado- solo...
-Si usted no quiere que trabaje aquí, ¿entonces por qué me compró? – susurró Jisung, haciendo el silencio por un momento.
-No lo sé- respondió el mayor luego de unos segundos, bajando la mirada- me gustó tu baile, tus movimientos son únicos y tu destreza excepcional. Colecciono autos, créeme, reconozco lo invaluable y especial cuando lo veo.
-Entonces, ¿Qué es lo que haré ahora?
- ¿Tienes familia, Jisung?
El menor negó lentamente con la cabeza.
-Estoy por mi cuenta.
Jisung no sentía la calidez de una familia desde hace mucho. Felix y los otros muchachos de la casa se habían sentido como una, pero no era exactamente la misma sensación.
-Hagamos un trato- propuso Minho, mirando al fin a los ojos de Jisung- puedes quedarte aquí. Puedes vivir aquí sin ningún costo, se te proveerá todo lo que necesites: comida, cama, medicinas e incluso educación, si es que deseas estudiar alguna carrera. Solo tengo una condición para ti.
Jisung tragó en seco.
Ojalá no sea lo que él piensa que es. Por favor que no sea lo que cree que es.
-Deberás bailar para mí.
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Tomó una ducha y se lavó los dientes, pensando en aquella conversación tan peculiar.
Él solo quería que bailara.
No le había pedido nada vergonzoso o indecente, solo que hiciera lo que mejor sabía hacer, sin otra condición.
Debía bailar para Minho una vez a la semana, de preferencia entre semana para, según el mayor, relajarlo y entretenerlo. Jisung podía elegir el estilo de baile, la música y el vestuario.
Con aquello en mente terminó de hacer la cama y se dispuso a bajar a desayunar.
Salió lo más discreto posible de su habitación y, de puntillas, caminó hasta la cocina esperando no encontrarse con su amo.
¿Ahora debería decirle así? ¿Amo?
Sonaba ridículo.
-Buenos días, señorito Jisung.
El menor se sobresaltó un poco, viendo a la sonriente señora de mediana edad cortando y exprimiendo naranjas frescas en la mesada de granito.
-Buenos días, disculpe...no se su nombre...
-Oh, me llamo Yoona. Kim Yoona, pero el señor Minho me dice Nana- su sonrisa era sutil, pero cálida, con su mirada parecía abrazarte- ¿deseas zumo de naranja? Acabo de exprimirla.
-Claro- asintió levemente.
Se sentó frente a la señora, tomando el vaso entre sus manos para luego darle un sorbo.
El ácido de la naranja le pegó de golpe, pero por suerte le gustaban las cosas ácidas.
Sonrió ligeramente, tomando el vaso entero en solo unos cuantos segundos.
-Al señor Minho no le gusta el zumo de naranja. Usualmente lo hago para mí. Es bueno saber que ahora tendré con quien compartirlo- apuntó Nana con una sonrisa, tomando de su propio vaso.
-Emm...sobre Minho...- susurró Jisung, captando la atención de la mujer- él... él ya está...
-Oh, no te preocupes querido. El señor Minho salió a trabajar temprano, así que puedes estar tranquilo- apuntó sirviendo un poco más de zumo en el vaso del menor- pero vendrá antes del almuerzo, ¿deseas algo en especial para comer?
-En realidad, lo que sea estaría bien para mí, si no es mucha molestia.
La mirada de Jisung estaba clavada en el vaso nuevamente lleno.
Nana sabía de dónde provenía el chico, y si bien el lugar no era absolutamente una tortura, no era necesario decir que no les daban libertad de decisión a los chicos.
En ninguna forma.
-Cariño, de ahora en más serás mi compañía en esta casa, ya no estaré sola. Así que me gustaría engreírte un poco- con un trapo húmedo terminó de limpiar la mesada, por fin mirando al chico frente a él- cuando vivías en aquel lugar... ¿había algo que se te antojara a menudo?
-Pizza- respondió sin dudar ni un segundo, sus ojitos iluminándose
Podía recordar y contar con los dedos de una mano las veces que comió pizza con su mamá cuando era niño: el queso cremoso derritiéndose sobre su lengua, el peperoni ligeramente picante y la risa de su madre al ver que el queso se estiraba frente al rostro del pequeño Jisung.
-Entonces pizza será, querido. Al señor Minho le encantará.
Tanto como Jisung y Nana sonrieron.
En Jisung una sonrisa leve pero sincera, en el caso de Nana, una sonrisa pura y maternal. Aquella señora sabía muy bien cuál sería su papel a partir de ese momento.
"Mientras yo sirva a esta casa, serás feliz todos los días de tu vida Han Jisung"

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Belle (Minsung)
FanfictionAU (alterned universe) en donde Minho es un tipo exitoso pero solitario y Jisung es un bailarin enjaulado. *Esta historia está inspirada en la canción Belle de GimsxDadjuxSlimane, pueden ir dar un vistazo a la canción, es preciosa. *Historia corta *...