Belle (Minsung)

II

Después del cuarto chico de la noche, Minho no podía dejar de analizar cada uno de sus rostros. Todos tenían una historia, y Lee podía entender algunas cosas importantes al ver los ojos de las personas. Algunos expresaban lujuria, otros deseo, algunos otros solo calma. Pero nada lo preparó para lo que el quinto joven lo hizo sentir.

Los reflectores lo iluminaron unos pocos segundos antes de que comenzara su espectáculo, pero no logró vislumbrar su rostro hasta después de unos largos segundos.

Su rostro ensombrecido expresaba tristeza, pura tristeza, teñida de un poco de desesperanza. Sus ojos marrones a pesar de estar maquillados, no intentaban seducir ni encantar, sus pasos delicados y estructurados no buscaban aprobación ni sutileza.

La falda esmeralda que llevaba se alzaba en el viento rebelando aquella piel casi dorada que poseía. Sus labios mostraban una ligera sonrisa, pero Minho podría jurar que no era alegría.

Las gotas de sudor corrían por su frente y cuello, bajando hasta desaparecer en el chaleco color negro con tramas verdes y doradas que cubrían su pecho. Él, a diferencia de los demás bailarines, estaba vestido de pies a cabeza, dejando solo sus tobillos y parte de sus pantorrillas al descubierto al hacer volar la larga falda de tul. A veces el chaleco subía lo suficiente, dejando entrever sus abdominales ligeramente tonificados junto a su estrecha cintura.

Jisung bailaba solo para él mismo, solo para su propio ser y deleite. Era admirado como carne en venta, pero en su mente estaba solo. Jisung era libre mientras bailaba.

Sus cursos a medias de ballet y sus interminables deudas lo habían orillado a tomar aquella decisión, dispuesto a ser adquirido, pero no había un fin de semana en el que lo escogieran al fin.

De eso ya hace un año, y las deudas seguían acumulándose. Si no encontraba un dueño pronto, sería obligado a trabajar en las calles.

Ya había visto a varios en esa situación, definitivamente no quería ser uno de ellos.

Con aquello en mente subía al escenario dispuesto a encantar a sus posibles compradores, pero se perdía en su danza y no había persona dispuesta a pagar el mínimo por él.

Se dijo que esta vez sería diferente, que trataría de ir en contra de su naturaleza y seducir a algún hombre rico con sus pasos.

Pero Jisung ya veía venir su fracaso a mitad del show, así que solo dio lo mejor de sí para terminarlo.

Con una última vuelta en puntillas terminó arrodillado sobre el suelo, bajando su pecho hacia abajo mientras se abrazaba a sí mismo.

Minho vió el número 08 en la parte posterior de su cuello antes de que se apagaran los reflectores.

-Número 08, comienza la puja.

Sin pensar en la decencia y lo correcto, Minho apretó el botón de inmediato.

Un momento de silencio apenas le dio tiempo de procesar lo que había hecho antes de que la voz le hiciera recordar su hazaña.

-Sr, C, líder. Segunda ronda.

Al parecer, algunas personas a parte de él habían pujado por la joya esmeralda, ya que con un chico anterior había oído decir la frase "único ofertante" durante su subasta.

De inmediato hizo uso del botón, incrementando la pequeña fortuna que estaba dispuesto a pagar por ese chico.

Se iría al infierno de seguro, pero esa visión dorada valía cada maldito centavo.

-Sr. A, líder. Tercera ronda.

Era su última oportunidad, no podía perderlo.

Minho apretó el botón tres veces seguidas, aumentando la cantidad rápidamente.

No sabía exactamente cuanto estaba ofreciendo, pero estaba dispuesto a exprimir su cartera con tal de obtenerlo.

Que importaban unos miles menos, cuando podía tener a esa dulzura danzando libre por su casa.

Pero... ¿lo tendrás bailando todo el día?

No es un ave o una cajita musical, Minho. Es un ser humano.

¿Qué harás con él?

-Sr, C, ha ganado la puja. Podrá recoger su mercancía en unos minutos. Ha concluido el show, muchas gracias por venir. Como siempre es un placer recibirlos en La Puerta Verde.

Si Minho, ¿Qué harás con él?