LATIDOS DE CAFÉ / MAXLEY

Capitulo 2

- Narra Max -

Desperté con un dolor de cabeza leve, tal vez desvelarme pensando en las malditas clases de tutoría no era una buena idea al principio, baje la vista para ver la hora en el reloj que estaba en la mesita de noche... 5:00 am.

Joder, acaso el sobre pensar en como me va a ir hoy con las clases de Bradley me tiene mal o que?

Decidí bajar de la litera que compartía con Bobby para darme una ducha, no había tanto frio como pesaba ya que estábamos entrando a invierno.

Me puse lo mismo de siempre, mis pantalones holgados, mi camisa roja, abajo de esta me puse una camisa de manga larga color crema por si llegase a ver frio más tarde. Ante todo esto ya eran las 6:00 am... Que rápido pasa el tiempo.

Tomé mi chaqueta y mochila para salir de la habitación. Bobby todavía dormía, roncando suavemente al igual que PJ. No quería despertarlos, así que salí en silencio, cerrando la puerta con cuidado detrás de mí. La verdad es que no quería llegar temprano al salón, así que fui a dar vueltas a lo tonto por la facultad.

El campus estaba tranquilo a esa hora, con apenas unos pocos estudiantes madrugadores paseando o haciendo ejercicio. El aire fresco de la mañana me despejaba un poco más la mente.

Caminaba sin rumbo, pasando por el edificio de la biblioteca, el gimnasio y el pequeño parque donde solía practicar con mi tabla de skate.

No podía dejar de pensar en la tutoría.

¿De verdad es buena idea que Bradley sea mi tutor?

El solo pensar en Bradley me ponía nervioso. No solo era arrogante, sino que también era conocido por su perfeccionismo y su actitud condescendiente. Siempre había algo en su mirada, esa forma de mirarte como si fueras inferior. Esa misma mirada de superioridad.

Decidí sentarme en una de las bancas del parque, observando a los pocos estudiantes que comenzaban a llenar los caminos. Los nervios me estaban matando. ¿Y si Bradley no tenía la paciencia para enseñarme? ¿Y si no lograba entender nada y terminaba haciéndome sentir aún más estúpido?

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Respiré hondo, intentando calmar mis pensamientos. Quizás estaba juzgando a Bradley demasiado rápido. Después de todo, si el Profesor Wiggins confiaba en él, debía haber una razón. Quizás, solo quizás, Bradley podría sorprenderme.

Volví a levantarme y continué caminando, pasando por el comedor donde ya comenzaban a preparar el desayuno. El olor a café recién hecho y pan tostado llenaba el aire, tentándome a entrar y tomar algo. Sin embargo, mis nervios me quitaron el apetito. No quería llegar temprano al salón, pero tampoco podía seguir caminando sin rumbo todo el día.

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Había llegado al salón, justo a tiempo antes de que empezara la clase. Noté que Bradley estaba sentado en la esquina junto a la ventana, mirando hacia el campus. Espera... Bradley aquí? En qué clase estoy?

Miré alrededor rápidamente, buscando algún indicio. Mis ojos se posaron en el cartel en la pizarra: "Filosofía 101". Un escalofrío me recorrió la espalda.