Alex Caballero se encontraba en su espacioso apartamento en el centro de Madrid, mirando por la ventana las miles de luces que iluminaban el oscuro cielo de la capital. Para los demás, la vida de Alex parecía perfecta: el actor más exitoso del país, uno de los hombres más atractivos y con millones de seguidores; tenía lo que se llamaba una carrera envidiable. Al contrario, Alex sabía que la realidad de todo esto era muy diferente; la fama y el éxito venían acompañados de un alto precio y no siempre eran tan glamorosos como parecían.
Desde pequeño, el sueño de Alex era ser actor y estar en la gran pantalla como los actores que veía en las películas clásicas con las que se había criado gracias a sus padres. Pero a medida que su carrera iba escalando, Alex se daba cuenta de que no todo era como él esperaba y como él se había imaginado. Esas largas jornadas grabando a base de café, sin apenas descansar, esa presión en el pecho todas las noches, esa obligación de mantenerse relevante y la invasión en su vida privada.
Estos meses habían sido demasiado para Alex, estaba agotado. Había terminado de grabar una película que le había destrozado física y mentalmente, y lo que necesitaba era bastante paz y tranquilidad. Pero en el mundo del entretenimiento, relajarte puede costar un fracaso en todo lo que has conseguido, y eso Alex lo sabía.
El sonido insistente y molesto del teléfono le sacó de sus pensamientos. Era Marta, la representante de Alex, una mujer enérgica y decidida, que llevaba representando a Alex desde el comienzo de su carrera.
—Hola, Marta. ¿Qué pasa? —preguntó Alex, intentando sonar interesado, aunque en realidad lo último que quería era otra oferta de trabajo.
—¡Alex, tengo una noticia increíble! —dijo Marta con su característico entusiasmo—. Te han ofrecido el papel principal en una nueva serie que promete ser un éxito. Es una grandísima oportunidad para consolidar tu posición como el actor más grande de nuestra generación.
Alex dio un suspiro silencioso, sintiendo otra vez esa presión en el pecho. Esa idea de introducirse en otro proyecto agotador no le entusiasmaba en absoluto.
—Marta, no sé si puedo hacerlo. Estoy agotado, necesito un descanso. No quiero seguir corriendo de esta manera detrás de mi fama —dijo Alex, siendo totalmente sincero.
—¡Pero, Alex, esta oportunidad es única! No puedes dejarla pasar. El guion es fantástico y el estudio tiene una historia fascinante. Además, los productores están dispuestos a pagarte una fortuna. No puedes decir que no a esta maravilla —insistió Marta, claramente frustrada por la falta de entusiasmo.
—No es solo por el dinero, estoy agotado, Marta. Necesito algo más en la vida que no sea trabajo o fama. Quiero encontrar algo real, algo que me motive y me haga sentir algo de nuevo —respondió Alex, sintiendo cómo se le quebraba la voz poco a poco.
Se formó un pequeño silencio. Alex pudo imaginarse que Marta estaba buscando la manera de convencerle.
—Alex, entiendo que estés cansado, pero piénsalo bien. Esto podría llegar a ser un nuevo comienzo para ti, es una oportunidad para hacer algo nuevo, algo diferente; a lo mejor consigues que esto te apasione. Piénsalo, por favor —dijo Marta, con su voz suavizándose un poco.
—Lo pensaré, Marta, pero no te prometo nada —dijo Alex antes de colgar el teléfono.
Se recostó en su sofá, sintiendo todo el peso de sus decisiones y las opiniones de los demás sobre sus hombros. No sabía si tenía la energía o el deseo de embarcarse en otro proyecto tan grande. Lo único que Alex quería encontrar era algo de paz y sentido en su vida.
A la mañana siguiente, Alex se preparó para dirigirse hacia el Estudio Del Toro, donde había sido invitado para una reunión con todo el equipo de la serie. Aunque no sabía del todo si finalmente iba a aceptar ese papel, decidió darles una oportunidad y ver qué tenían para ofrecer.
El estudio, con su aire antiguo y misterioso, lo fascinó desde el primer momento. En esa atmósfera había algo que lo llevaba a su infancia, a esos momentos en los que se sentaba a ver esas películas antiguas que tanto le gustaban. Mientras recorría los pasillos oscuros y observaba las antiguas fotografías de las paredes, Alex no podía evitar sentirse atraído por la historia y el misterio del lugar.
Después de la reunión, Alex se dirigió a una de las salas de descanso para pensar un poco en la oferta. Mientras estaba ahí sentado, comenzó a observar a una joven actriz repasar sus líneas. Era Raquel Romero, la nueva protagonista de la serie. Alex la había visto actuar durante la reunión y se había quedado impresionado con su manera de actuar y la pasión que tenía.
Raquel se encontraba de pie frente al espejo, repasando para la siguiente escena sus líneas con una gran intensidad y una sinceridad que captaron de inmediato la atención de Alex. Alex vio que en ella había algo, una autenticidad y una frescura que le recordaron a cuando él empezó a enamorarse de esta industria.
Mientras Alex observaba a aquella joven actriz, sintió una chispa de emoción que llevaba mucho tiempo sin sentir. Ella era diferente a cualquier actriz con la que Alex se había topado. Había algo en su mirada, una mezcla de vulnerabilidad y determinación, y eso hacía que Alex sintiera una atracción imposible de explicar.
Cuando Raquel terminó su ensayo, se sentó y volvió a ver a Alex observándola a través del espejo. Sus miradas se cruzaron y, por un momento, el tiempo pareció detenerse. Hubo una conexión instantánea entre ellos, una sensación de reconocimiento y atracción que era imposible de ignorar.
—Hola, Raquel. Te vi ensayando y debo decir que fue magnífico. Tienes un talento impresionante —dijo Alex, acercándose a ella con una sonrisa genuina.
—Gracias, Alex, eso significa mucho viniendo de ti. He admirado tu trabajo durante mucho tiempo —respondió Raquel, sintiendo cómo poco a poco sus mejillas se iban sonrojando.
—¿Puedo sentarme contigo? Me gustaría saber más sobre ti y sobre cómo llegaste aquí —preguntó Alex, sintiendo una gran curiosidad por conocerla mejor.
—Claro, siéntate. Me encantaría hablar contigo —respondió Raquel, haciendo un sutil gesto hacia el asiento enfrente de ella.
Mientras conversaban, Alex se dio cuenta de que Raquel no solo era una actriz talentosa. Era una persona apasionada y luchadora, que había trabajado duro para llegar donde estaba. Todo aquello que Raquel le había contado le hizo reflexionar sobre su propia vida y sus propias decisiones.
Después de tener esa larga e intensa conversación, Alex se dio cuenta de que no podía dejar pasar la oportunidad de trabajar con una persona como Raquel. A pesar del cansancio y las dudas, decidió aceptar el papel de la serie. Sabía que, con Raquel a su lado, el proyecto sería algo especial, algo que valdría la pena.
Cuando Alex llamó a Marta para darle la noticia, ella no podía contener tanta alegría.
—¡Sabía que lo harías, Alex! ¡Esto será increíble! —exclamó Marta emocionada.
—Sí, Marta, lo haré, pero no por la fama o por el dinero. Lo haré porque siento que es lo correcto y porque creo que, con Raquel, podemos crear algo realmente impresionante.
Mientras colgaba el teléfono, Alex no podía dejar de pensar en Raquel y en lo que el futuro les deparaba. Sabía que, con ella, todo sería diferente y que juntos podrían enfrentar cualquier desafío que se les presentara.
Y así, con una mezcla de esperanza y determinación, Alex decidió embarcarse en este nuevo proyecto, listo para enfrentar los retos y descubrir los secretos que el Estudio Del Toro tenía guardados para ellos.
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Una actriz de muerte
Teen FictionDespués de años de audiciones y rechazos,Raquel Romero una joven aspirante a actriz,obtiene un papel como protagonista en la serie del momento,que se está rodando en un antiguo estudio de cine.Conoce a un carismático actor,Alex Caballero.A medida q...