Eren ya había olvidado esa mala pasada en el gimnasio, sobre todo porque Erwin se lo había hecho pasar mucho peor, y sus amigos no tardaron en burlarse tampoco. También, en las semanas que le siguieron a ese inesperado encuentro, las buenas noticias abundaron el doble que las malas: para empezar, los exámenes de la universidad habían llegado con resultados placenteros, y también su mejor amiga, Mikasa, había ido de visita luego de tanto tiempo ocupada en su carrera de contabilidad.
Sin embargo, había una noticia que le emocionaba mucho a Eren, y ahora que cruzaba el patio de camino a la cafetería, no pudo evitar contársela con especial emoción a Armin.
—¡Es tan genial! ¡Nunca esperé que fuéramos a poder participar en el campeonato nacional! —algunos se volteaban a mirarlo, pero otros, acostumbrados a los gritos del castaño, solo seguían con lo suyo o se reían al respecto —¿Lo entiendes, no? ¡El campeonato nacional! ¡Na-cio-nal! ¡Jugaré contra grandes equipos! —dio saltitos de emoción, pareciendo un niño en el cuerpo de un adulto.
—Te felicito, Eren, esa es una gran noticia —rió Armin y le dio unas palmadas en la espalda —. Nada más ten cuidado, Jean todavía se ríe cada que puede de la vez que te resbalaste y caíste de cara a ese charco de barro.
Eren bufó.
—¿Sabes qué? ¡No necesitamos a Jean en el equipo! —Comenzó a saltar y alzar los brazos —¡Cuando lo vea le voy a hacer así! ¿Ves? ¡Va a tener que responderme quién carajos es Pin Pón! —Dio golpes al aire.
Armin rió con más ganas, le parecía bastante gracioso los sin sentidos de su amigo y este, tratando de hacerse más el chistoso, se puso enfrente del rubio, fingiendo darle golpes suaves, murmullando "¡Pam! ¡Pum!" mientras caminaba hacia atrás.
Todo hubiera sido risas si no se hubiera encontrado teniendo una especie de Deja Vú.
Su espalda chocó contra algo duro, y a pesar del gran dolor, el estruendo que sonó luego le asustó un poco más. Aparte de la cara de Armin, claro, que parecía que estaba a punto de cagarse encima. Al darse la vuelta, él mismo sintió sus piernas desfallecer y casi caerse de culo contra el pavimento del patio.
Era él, y no estaba ahí Erwin para defenderlo. Peor aún: no solo lo había empujado, parecía que lo había hecho caer al chocar contra la escalera de metal que tenía a su lado.
—Mierda... —El de cabello azabache se sobó el trasero y luego, aún con la cabeza gacha y murmurando maldiciones, levantó la manga de su camisa, examinando el codo con pintura que, claramente, necesitaba atención —... Oye, imbécil, fíjate por donde... ¿¡Tú de nuevo!?
Eren tragó duro, y se agachó para ofrecerle la mano... de nuevo.
Aunque fue una situación muy diferente, esa vez no había manchado el piso con una pintura: había llenado al más bajo de una pintura color beige muy claro, casi semejante al blanco.
—¿Estás bien? Parece que fue una caída muy dura.
—Claro que lo fue, mierda con patas, me caí del octavo escalón de una escalera —Se levantó solo —. Eres un maldito inútil, aprende a caminar y prestar atención, estúpido besa palomas.
Armin tembló, algo intimidado por la forma de hablar del desconocido, pero Eren parecía estar bastante molesto debido a ser tratado de esta forma otra vez.
—De nuevo, fue un accidente, no tienes porqué ser tan malditamente grosero conmigo. Ni siquiera me conoces —Se acercó con el pecho en alto, tratando de intimidar.
—¿Qué? ¿Tengo que saber tu nombre para saber que eres más estúpido que escupir para arriba? —Se volteó para darle la cara al castaño —Mejor dime que mierda vas a hacer con todo esto, la pintura no se saldrá de mi ropa y las salpicaduras arruinaron días de trabajo de todos nosotros.
Eren miró a la pared y notó que, como el más bajo dijo, al perder el equilibrio dejó una gran mancha con la pintura.
—Empecemos por lo primero —volvió a mirarlo —¿Qué demonios te hice para que seas así conmigo? —El contrario hizo un rostro que Eren no pudo descifrar, pero tenía ese no sabía qué admirado en el primer encuentro.
—¿Así cómo?
—¡Así! —trató de explicarse con las manos, moviéndolas frenéticamente —Te crees con el derecho de tratar a los que te rodean como te plazca, ni siquiera te tomas el tiempo de respirar antes de soltar todo ese veneno que cargas encima, no entiendo porqué eres así, es como si yo...
—Ve al maldito grano, ¿o te quieres hacer el listo conmigo?
—¿Ves? No te importa. Me generas algo horrible, hombre. Me haces sentir que tengo dos opciones: vomitarte encima o bajarte los dientes de un golpe. Y créeme que no quiero hacer ninguna. Es decir, no sé como describirte, mierda. Pero eres ese tipo de persona que patearía un perrito, ¿me entiendes? —El otro solo miró con esa mirada filosa y cruzó los brazos, dejándolo proseguir —Eres como un... —Movió las manos, buscando la palabra— me haces querer no verte, me generas un escalofrío de mierda, ¿entiendes lo que te digo? Estoy muy seguro que no tiene una...
—¿Desagradable? ¿Eso quieres decir?
Eren se quedó callado por un momento, habían pasado años desde que no usaba esa palabra, pues sentía las descripciones que las personas le brindaban acerca de aquella sensación muy distantes a lo que él podía sentir.
Aunque cuando lo dijo, pareció tener mucho sentido.
Pero no podía admitirlo, y mucho menos en medio de aquella discusión.
—Va, que irás a saber tú, si tu futuro más brillante es limpiando inodoros —se burló.
El más bajo se acercó de forma peligrosa al castaño mientras se arremangaba el brazo cubierto, y Eren pudo empezar a oler la pintura que teñía la ropa oscura del otro.
—¿Qué mierda acabas de decir...? —antes de que pudiera acercar sus puños cerrados al contrario, unas manos lo tomaron por el hombro y lo empujaron hacia atrás.
—¡Wow! ¡Wow! —la muchacha de lentes se adelantó —Disculpa a la pulga, amigo, tiene rabia —volvió a empujar al chico cuando quiso acercarse de nuevo —. No volverá a ocasionarte problemas, y tampoco te preocupes por la pintura. El artista se adapta, no se pelea por estas bobadas.
—Pues adapta a tu pulga, que se cree más grande —No era que tuviera menos ganas de iniciar una pelea con aquella pulga, pero se sentía con más confianza al saber que el otro no podía hacer absolutamente nada.
—No te preocupes. De nuevo, lo siento —comenzó a alejarse con sus manos obligando a caminar lejos al de cabello oscuro —. Soy Hange, por cierto, ¡si el enano te molesta de nuevo puedes hablar conmigo!
—¡Muchas gracias! —Saludó con la mano, de la nada esa sonrisa tan amable que lo caracterizaba había vuelto.
Cuando retomaron el camino a la cafetería, Armin le dio un largo discurso donde lo instruía a no iniciar discusiones o peleas innecesarias, tratando de darle en el orgullo al decirle que, como estudiante de derecho, su fuerte debía ser poder mantener la calma y abordar de forma exitosa ese tipo de situaciones donde alguien lo trataba de forma despectiva.
Eren no escuchó nada, porque toda la tarde solo había algo que le rondaba la cabeza:
«"Desagrado"... ¿realmente esta sensación tuvo una palabra tan exacta todo este tiempo...?»
ESTÁS LEYENDO
DE GRANO EN GRANO | °Ereri°
FanfictionPara Eren Jaeger, quien cree firmemente tener la vida casi resuelta, el único problema que tiene es que no sabe como darle palabras específicas a lo que siente, y nadie le entiende completamente cuando trata de describirlo. Levi Ackerman, quien trat...