Capítulo I

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— ¿Qué haces ahí, Bernadette? — El muchacho observó como la joven bruja estaba escondida —sentada en cuclillas mientras sus brazos rodeaba sus piernas.(detrás de uno de los arboles del patio de la Academia.)

— ¡Shh! ¡Vete! No quiero que ella me encuentre... — Susurró nerviosa la de ojos azules, asomándose nerviosamente para ver si aquella persona de la cual hablaba se acercaba.

—¿Quién? —

— ¡Andriy! ¿Haz visto a Bernadette? — Una chica de cabello azul se acercó al más alto.

— Ehm...— El muchacho no supo como responder, vio desde la esquina de su ojo como Bernadette gesticuló con sus manos una señal de equis.

—¡Absolutamente! — Dijo el muchacho, un incómodo silencio se formó por unos breves segundos.— Me... refiero a que no la he visto, señorita... ¿Boyeon? — afirmó con inseguridad, sin saber si había pronunciado bien su apellido.

— Es Byeon, Andriy.— Corrigió, cruzándose de brazos.— Pero no te preocupes, se que se te dificulta un poco pronunciarlo. — Sonrió levemente, dejando de cruzar sus brazos, apoyando su mano derecha sobre su cadera. — Entonces, ¿No sabes donde está Bernadette? —

— No tengo ni idea...— Mintió, hundiendo sus manos en los bolsillos de su pantalón.— ¿Por qué la buscas? —

— Ya sabes, lo de siempre, entró a mi habitación y usó mi caldero sin mi permiso. — La joven suspiró y se frotó la sien, como si estuviera exhausta o con dolor de cabeza.— ¿Creo que quiso hacer una pócima? No lo sé; el tema es que no le salió bien, humo negro por todos lados, gastó toda la raíz de... Bah, no recuerdo el nombre, Después me acordaré; la cosa es que, ¡derritió mi caldero! No sé como logró ese resultado, pero me tiene que conseguir todo lo que me gastó y rompió.

—Vaya... Eso es malo, los calderos están muy costosos últimamente — El de cabello ligeramente rosado suspiró con pesadez.— Mi primer caldero me costó dos mesadas y media de libras esterlinas.

— El mío era de muy buena calidad, por lo que me costó... — La de ascendencia coreana se quedó en silencio.— creo que unas 4 mesadas? unas 64 libras esterlinas...

—Eso creo que es una estafa, jaja...

— Sí... puede ser.

Los dos brujos se quedaron en silencio, en un silencio incómodo.

—Bueno, seguiré buscando a Bernadette... —La joven bruja, sacó su varita y recitó un hechizo. Sus zapatos brillaron tenuemente y dio tres pasos a la izquierda, no se escuchó ninguno de sus tres pasos contra el pasto. avanzó lentamente...

y se abalanzó contra Bernadette, la cual dejó salir un grito de horror y sorpresa al darse cuenta que, Byeon siempre supo que estuvo ahí.

La de cabello rubio platinado cayó completamente al suelo junto a su amiga, la cual mantenía una mirada de enojo pero también duda, una mirada extraña, por supuesto.

A Bernadette le preocupada haber enfurecido a Byeon (Más ante el tono de voz que Eun-ji había usado anteriormente con Andriy), a quien solía referirse simplemente como Eun-ji. Sin embargo, lo que más la desconcertaba era la expresión ambigua que percibía en el rostro de su amiga. Eun-ji no parecía estar completamente segura de su ¿furia?, la expresión le era difícil de descifrar para Bernadette.

A medida que Bernadette observaba a Eun-ji, se formaba un ambiente ligeramente tenso e incómodo.

El muchacho fingió toser.

— Bueno, creo que sería bueno que se levanten del suelo, ¿no? — Sugirió, acomodando su bufanda azul y posicionando correctamente el emblema de su academia, mientras notó como a lo lejos se acercaba la directora de Luna Nova.

Rápidamente, Byeon se levantó y se sacudió un poco su falda, permitiendo que Bernadette también se levante del suelo. la falda en la retaguardia estaba con tierra.

—Ay... se me ensució...— Dijo Bernadette con cierta preocupación, sacando su varita de la banda que ocupaba.

—No te preocupes, me encargo yo.—Rápidamente, Eun-ji la asistió con un hechizo de limpieza, dejando impecable la falda de Bernadette.

— Deja que Bernadette tenga más control de lo que hace, necesita practicar su magia. —Dijo en forma de regaño. Quien no parecía muy contento sobre le hecho de que Byeon siempre ayude a Bernadette, incluso si ella no se lo pedía.

— Joven Antonenko, ¿Qué hace usted, un estudiante de Solpatel en el patio de Luna Nova? 

— Solo venía de visita, de hecho, yo ya me iba, directora Holbrooke.

 — Espero no tener que nuevamente llamar tu atención, Joven.— Dijo la mujer bajita, observando como el joven conjuró el hechizo de vuelo y se fue en su escoba.— Y ustedes dos, vuelvan a dentro.

—Ustedes dos, vuelvan a dentro, falta poco para que termine el descanso.

Tan pronto como la directora dijo eso, Byeon y Bernadette se dispusieron a caminar hacía la Academia. La mujer mayor se quedó mirando fijamente a Bernadette, la cual no parecía estar completamente consciente de la mirada de Holbrooke. Ya que ella estaba ocupada hablando con Byeon.

La mujer mayor suspiró pesadamente— Ay, señorita Cavendish... Me temo que usted no cumple con las expectativas que tienen de usted, Y eso me preocupa.




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⏰ Última actualización: Sep 09 ⏰

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