•|El sueño hecho realidad|•

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—todos los estudiantes deben estar equipados de: un caldero tamaño dos de peltre y pueden traer si lo desean una lechuza, gato o un sapo...¿venden todo eso en Londres?— el pequeño Harry miró confundido en Hagrid pero antes de que el gigante contesta, la niña habló primero

—Tal vez los encontremos entrando a un callejón secreto, ¡qué tal y sí diciendo unas palabras mágicas se abren unas puertas escondidas a un pasaje, oh tal vez haya unas escaleras invisibles en un bosque!...¡oh también...!—

El gigante no la intentó callar solo sonrió mientras seguía caminando y escuchaba al mismo tiempo, le parecía tierno y sorprendente que la niña supiera muchas cosas, no sabía cómo eso era posible pero siempre se le olvidaba preguntar.

En minutos llegaron a un bar, la niña se pegó a su hermano ya que le parecía muy sucio, lúgubre y oscuro el dicho bar, al entrar ambos niños notaron como Hagrid era conocido, al entrar saludo a medio bar, los hombres lo saludaban muy animadamente.

—¡oh!, hola Hagrid, ¿lo de siempre?—

—no gracias, Tom, vengo por asuntos oficiales de Hogwarts, ayudare a Harry y Anisha a comprar sus materiales—

—...¿Harry Potter?—

Un silencio reinó el lugar, Anisha miró a todos lados del bar y noto como todos los ojos los miraban. Corrección, miraban a Harry Potter.

Por lo que vio Anisha, por alguna razón su hermano era famoso, más famoso que ella.

—En fin, vámonos niños— Hagrid comenzó a avanzar poniéndose atrás de nosotros, el pequeño Harry era saludado por todos, pocas eran los hombres o mujeres que saludaban a Anisha y decían casi lo mismo de lo que le decían a Harry.

—señorita Anisha, que bien que está de regreso—

—mucha suerte en su inicio de clases señorita Anisha—

—que lindo es su cabello señorita Anisha, suerte en sus clases—

—le recomiendo que se consiga una lechuza, señorita Anisha, la ayudaría a muchas tareas—

La pequeña Anisha no sabía porque todos la conocían, y porque especialmente conocían más a Harry que a ella.

Al salir, el niño tampoco pudo quedarse con la duda y le preguntó a Hagrid.

—¿porque somos famosos Hagrid, como nos conocen?—

—no creo ser la persona indicada para decírselo chicos... y Anisha, creo que esto te encantará—

La niña con una sonrisa miró a Hagrid para ver lo que hacía.

1, 2, 3, pausa, 1, 2.

La pared de ladrillos se empezó a mover haciendo que poco a poco se empezara a hacer una abertura en la pared, haciéndola ver como una entrada a lo que, como Anisha dijo, un callejón hacia el mundo mágico.

Sin esperarlo más, riendo y con una sonrisa de oreja a oreja la niña entró al callejón mientras escuchaba a Hagrid hablar, la niña, aunque casi corría, no se alejaba ni de Hagrid o su hermano.

—bienvenidos al callejón Diagon, niños—

Niñas y niños con sus padres, niños mayores con amigos, tienda de plumas y tinta, de libros, de túnicas, carros de comida, lechuzas, sapos, gatos y...

—¡murciélagos!, quiero uno!, Hagrid quiero un murciélago!— la niña se acercó de nuevo a Hagrid y saltaba cerca de él mientras le sostenía su mano y apuntaba

—te conseguiré uno linda, pero primero iremos al banco a sacar su dinero—

—¿tenemos dinero?—

La Blanca MortifagaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora