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A pedido de: Its_MartyFriedman

Espero que lo disfrutes y perdón por tardar tanto (。⁠◕⁠‿⁠◕⁠。)

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—Ya sólo vete. —pidió ese alfa rubio, quien mantenía la cabeza baja para evitar que el otro lo viera llorar.

—En serio lo siento. —murmuró finalmente Dave. Estaba siendo despedido y perdiendo a su novio a la vez. Se dió la media vuelta, haciendo su mejor esfuerzo por tragarse las lágrimas que tanto le dolían dejar caer. Apretaba la correa de la funda de su guitarra que llevaba colgada a su espalda, como forma de concentrar su dolor en otra cosa.

Caminó a paso acelerado hasta la parada de colectivos, sólo quería llegar a casa, volver a Los Ángeles con su madre. Estaba dolido, algo borracho también, pero principalmente triste. Se sentía inútil, otra vez se encontraba solo y desempleado. Lo único que podía agradecerle a James Hetfield en ese momento era el boleto de autobús que le había dado para volver a su ciudad natal, a ver si podía probar suerte.

Llegó a la casa de Ron McGovney cuando todo estaba en silencio, mejor para él que no hubiese nadie. No le tomó mucho tiempo armar un bolso con sus pocas pertenencias, ya no le importaba dejar algunas cosas ahí. Consideraba que ese era el primer paso para dejar el pasado atrás, olvidar las prendas de ropa que todavía olían a ese alfa.

Apenas era el mediodía de ese día de abril de 1983 cuando subió al colectivo, y le quedaban por delante cuatro días hasta llegar a California. Serían días en los que planearía como remontar su vida. Su mayor pesar no era haber sido despedido de Metallica, sino ¿Por qué no tenía suerte con los alfas? Él mismo se consideraba muy atractivo, quizás se comportaba de forma violenta a veces y los problemas con las sustancias adictivas no lo ayudaban, pero no le parecia posible que ningún alfa se derritiera por su persona. Tenía ese delicioso aroma a tarta de cerezas y helado de vainilla que seguro le resultaría irresistible a cualquier alfa. Además, estaba seguro de que su hermoso cabello y pechos firmes le daban muchos puntos.

Limpió las lágrimas de sus ojos mientras observaba la carretera tan vacía. No tenía sentido ser tan perfecto si nadie podía admirar correctamente esa perfección. Era cuestión de tiempo, de suerte también, que su vida mejorara.

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Mustaine dejó su guitarra eléctrica sobre el soporte de pie. —Bien, excelente. —aseguró antes de encender un cigarrillo. Se sentía satisfecho con el ensayo de ese día, sobre todo con lo bien que encajaba su solo de guitarra con el riff de Marty, quien le sonrió como devolución por ese comentario.

—¿Ya estamos libres? —preguntó Nick. Llevaban desde la mañana temprano ocupados repasando las canciones de Rust In Peace y él ya estaba muy cansado, el calor del verano se sentía terrible estando detrás de la batería.

Dave hizo un gesto con su mano, indicando que ya podían irse cada uno por su lado. Faltaba apenas una semana para comenzar a grabar el nuevo disco y estaba ansioso por eso. Le gustaban los prolijos resultados de la exigencia que ponía encima de la mesa cada día. Sabía que ese álbum sería un éxito desde el lanzamiento.

—¿Nos veremos mañana? —habló Friedman mientras guardaba su guitarra en la funda.

—Sí, a la misma hora. —contestó de forma algo seca sin querer salirse de sus pensamientos. Estaba quieto en uno de los rincones de la sala, observando como los otros tres omegas guardaban sus instrumentos y recogían sus cosas. Desde que despidió a su último guitarrista, un alfa algo soberbio, y contrató a Marty que era mucho más fácil trabajar. Creía profundamente en que estaba acertado en su teoría de que los alfas sólo dificultaban más cualquier actividad grupal al querer tomar el control.

𝑷𝒐𝒊𝒔𝒐𝒏 ~ 𝑫𝒂𝒗𝒆 𝑴𝒖𝒔𝒕𝒂𝒊𝒏𝒆 𝒙 𝑫𝒂𝒗𝒊𝒅 𝑬𝒍𝒍𝒆𝒇𝒔𝒐𝒏Donde viven las historias. Descúbrelo ahora