El Retorno Al Paraíso

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El cielo se abría ante Gabriel y Luzbel como una vastedad infinita de luz y sombras entrelazadas, un lienzo de esperanza y redención. Volaban juntos hacia su propio paraíso, el reino donde la luz y la oscuridad se fusionaban, creado por su amor y devoción. Las torres de cristal y ónix se alzaban hacia el firmamento, reflejando la luz del sol y la suave penumbra de la luna, creando una sinfonía de resplandor que abrazaba todo el paisaje.

Al llegar al umbral de su paraíso, Luzbel sintió una oleada de dolor y arrepentimiento. Recordaba con claridad el momento en que había traicionado a Gabriel, encadenando sus hermosas alas blancas y doradas con cadenas negras de oscuridad. Cada eslabón que había conjurado era un reflejo de su desesperación y su confusión, una sombra que había intentado consumir su amor.

- Gabriel, no sé cómo pedirte perdón - dijo Luzbel, su voz quebrada por la emoción - Te traicioné, te encadené, y dejé que la oscuridad nos separara. No merezco tu amor ni tu perdón.

Gabriel, con su luz radiante, tomó la mano de Luzbel, sus ojos llenos de amor y comprensión. Sentía el dolor de su amado como si fuera propio, pero también sabía que su amor era más fuerte que cualquier sombra.

-Luzbel, mi amado - dijo Gabriel suavemente - Supe que no todo estaba perdido entre nosotros desde el momento en que sentí las cadenas negras que conjuraste. No me lastimaron, no chamuscaron mis plumas. Cada vez que intentaba liberarme, podía sentir tu susurro diciéndome 'tranquilas, quédense quietas, pronto serán libres pero por el momento no puedo permitirles moverse'. Sabía que, a pesar de todo, tu amor por mí aún ardía en tu corazón.

Luzbel sintió una lágrima rodar por su mejilla, cada palabra de Gabriel llenándolo de esperanza y amor. A pesar de todo el dolor y la oscuridad, Gabriel había sentido su amor, había comprendido su lucha interna.

- Gabriel, te amo más de lo que las palabras pueden expresar -dijo Luzbel, su voz resonando con una mezcla de alegría y arrepentimiento - Prometo que nunca más dejaré que la oscuridad nos separe. Te lo prometo mi amor.

Gabriel sonrió, su luz intensificándose con cada palabra de Luzbel. Sabía que su amor había superado la prueba más difícil y que juntos, podían enfrentar cualquier desafío.

-Y yo siempre estaré a tu lado, Luzbel - dijo Gabriel, su voz firme y llena de amor - Juntos, somos más fuertes que cualquier sombra.

Juntos, Gabriel y Luzbel se dirigieron hacia el recinto donde los otros arcángeles se reunían. El lugar estaba lleno de una luz cálida y reconfortante, un reflejo del amor y la devoción que compartían todos los seres celestiales.

Los jardines estaban en plena floración, las flores brillando con una luminosidad etérea que parecía reflejar la alegría y la esperanza del momento.

Al entrar al recinto, Luzbel sintió una mezcla de temor y esperanza. Sabía que había mucho por lo que redimirse, pero también sentía el apoyo de Gabriel a su lado, una fuente de fuerza que lo impulsaba a seguir adelante. Los arcángeles, reunidos en un círculo de luz, lo miraban con ojos llenos de comprensión y amor.

Las Grandiosas alas de Luzbel resplandecía sus plumas eran de un tono rojo escarlata, reflejaban su luz interior y su redención.

Miguel, con su presencia imponente y su luz brillante, se adelantó para recibir a Luzbel. Sus ojos reflejaban una mezcla de tristeza y esperanza, una comprensión profunda del viaje que Luzbel había emprendido.

- Luzbel, hermano mío - dijo Miguel, su voz resonando con una calidez que llenaba el aire- Retoma tu lugar de arcángel. Siempre has sido uno de nosotros.

Luzbel sintió una oleada de emoción inundar su ser. Las palabras de Miguel eran una promesa de redención, una oportunidad para sanar las heridas del pasado y volver a ser el ser celestial que siempre había sido.

- Gracias, Miguel - dijo Luzbel, su voz cargada de emoción - Prometo que no les fallaré de nuevo.

Los otros arcángeles se acercaron, rodeando a Luzbel con sus alas brillantes y sus miradas llenas de amor y aceptación. Rafael, con su luz curativa, extendió una mano hacia Luzbel, una promesa de sanación y esperanza.

- Bienvenido de vuelta, Luzbel - dijo Rafael, su voz suave y llena de compasión - Juntos, somos más fuertes.

Uriel, con su fuego eterno, sonrió a Luzbel, sus ojos brillando con una luz intensa.

- Siempre has sido parte de esta familia, Luzbel - dijo Uriel - Es un honor tenerte de vuelta.

Luzbel, rodeado por el amor y la luz de sus hermanos, sintió cómo las últimas sombras de su corazón comenzaban a desvanecerse. Las cadenas invisibles que Astaroth había colocado en su alma se rompían una a una, liberándolo de la oscuridad que lo había aprisionado.

- Gracias, mis hermanos - dijo Luzbel, su voz resonando con gratitud y amor - Juntos, enfrentaremos cualquier oscuridad.

Gabriel, observando a Luzbel ser recibido con amor y aceptación por sus hermanos, sintió una profunda paz y alegría. Sabía que su amor había triunfado sobre la oscuridad y que juntos, eran más fuertes que cualquier sombra.

Los arcángeles estaban reunidos, sus luces entrelazadas en una sinfonía de resplandor y esperanza. Gabriel y Luzbel, unidos por un amor eterno, sabían que su camino hacia la redención había comenzado, y que juntos, podían enfrentar cualquier desafío que el futuro les deparara.

La esperanza, ahora brillante y pura, seguía guiándolos, una chispa de resistencia y redención que prometía no extinguirse.

La esperanza, ahora brillante y pura, seguía guiándolos, una chispa de resistencia y redención que prometía no extinguirse

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Entre El Amor Y La Traición (Libro III)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora