19 de Febrero del 2014

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Dos días antes del Día de los Enamorados, la época en que las tías envían gifs de Piolín deseándote un feliz Día de la Juventud, era un día como cualquier otro para mí. Los estudiantes universitarios organizaron una marcha, tanto los del oficialismo como los de la oposición (derecha e izquierda), demandando mejores condiciones estudiantiles. De repente, se escucharon disparos: un francotirador con uniforme del CICPC. Los estudiantes se dispersaron corriendo por sus vidas, pero hubo tres que no sobrevivieron: Basil Da Costa y Juan Carlos Montoya. En Chacao, le dispararon a Robert Redman, un motorizado.


La indignación fue fuerte. Ese día no solo le dispararon a tres estudiantes; nos dispararon a todos los demás. Este gobierno nos demostró lo poco que valen nuestras vidas, la impunidad con la que tratarían a nuestros asesinos y cómo cualquiera que alce la voz en contra está sentenciando su pena de muerte. Como se habrán de imaginar, los miedos se van en el momento en que pierdes la vida. Cinco días después volvieron a marchar y esta vez hubo un arrollamiento. Los días siguieron, la indignación aumentaba y las causas de muerte variaban, dentro y fuera de Caracas. Era horrible saber todo esto y escuchar en mi colegio público a quienes estaban a favor del Estado matando a estudiantes a balazos.Sé muy bien que mis compañeros recibían ayuda social por sus hijos prematuros, pero esa no es razón para justificar esta locura. La ayuda social no es un regalo, no es una limosna; es el dinero producto de los impuestos y de los recursos naturales que se explotan. Ellos se roban la mayoría del dinero que es de todos, pero como te dan la milésima parte de una migaja, de pronto son tus salvadores. Eres el peor tipo de esclavo, el tipo de esclavo que parece merecerlo.Disculpen mis palabras fuertes, estas son las palabras que siempre quise decir pero no quería una cachetada. Ella se veía muy fuerte y la cultura machista/chavista hubiera aplaudido dicha acción y no sabría en qué punto se detendría. No fui tan valiente como los universitarios.

Mi pequeña VeneciaWhere stories live. Discover now