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"Desorientado"

Era una noche demasiado fría, el suelo olía a humedad por la reciente lluvia que había cesado hace tan solo unos minutos. Desesperado y casi sin aire, él seguía corriendo hacia cualquier dirección, buscando un sitio en donde esconderse para evitar ser atrapado.

"¡VUELVE AQUÍ!" Era lo que escuchaba detrás suyo, siendo aún más impulsado a correr. Parar significaba terminar encerrado tras las rejas.

Luego de una buena persecución, finalmente encontró un callejón en condiciones deplorables, pero era eso o la cárcel. Se metió sin dudarlo y se escondió detrás de un contenedor de basura, aguantando la respiración y evitando el menor ruido posible.

Su corazón latía tanto que parecía que en cualquier momento saldría de su pecho. Él sudaba y estaba al borde del colapso; tenía que mantenerse fuerte a pesar de todo. Jamás se imaginó que algún día estaría en esta situación.
Las patrullas se quedaron un buen rato, pero al no dar con su paradero, se dieron por vencidos y fueron a otros lugares a seguir buscándolo.

Una vez que se dió cuenta de que ya no había nadie, se asomó fuera del callejón y suspiró aliviado. Calmó su respiración para después sonreír con satisfacción.
Ahora era prófugo de la ley.

¿Le importaba? Claro que no, mientras tuviera esa sustancia con él le daba igual ser buscado.

Había comenzado una mala vida.

...

Ya eran casi las dos de la tarde, un chico caminaba por los pasillos de aquel hospital escondido entre los rincones de un barrio un poco peligroso. Era el único empleado, sin embargo, eso no era ningún problema.

Yellow, el médico psicoterapeuta, era bastante reconocido en aquellos lugares. A pesar de que él fuese bastante alto e incluso intimidante con aquella cicatriz que lo había dejado tuerto de un ojo, él era amable y disfrutaba su trabajo.
Con muchas complicaciones y riesgos, pero lo disfrutaba.

Se dedicaba a tratar mayormente a pacientes que caían en la drogadicción, varios de ellos estaban en condiciones terribles, y aún así había logrado salvarlos de aquella miseria. Justamente un día antes había dado de alta a un paciente.

Siguió caminando hasta entrar a una pequeña habitación donde había un escritorio y una lámpara. Ese el lugar donde anotaba y registraba a todos sus pacientes, entre otras cosas.
Se sentó y comenzó a escribir mientras tarareaba una melodía. Hoy no había ninguna persona a la qué ayudar, solo le quedaba acomodar algunos papeles y otras cosas no muy importantes.

Después de todo eso, salió del hospital y se dirigió a dar una caminata por aquellos barrios, viendo si había alguna persona que necesitase ayuda o algo similar.

Al no encontrar a nadie, se dió cuenta que probablemente no estaba buscando bien, por lo que se encaminó a la parte más peligrosa de aquel lugar, el Mercado Negro. El Mercado Negro era el lugar más peligroso de la Stickcity, estando bastante bien oculto en aquellas calles. Ahí se vendían todo tipo de cosas ilegales, desde armas y drogas hasta trata de personas; incluso carne humana.

Comúnmente la gente iba allí a conseguir variedad de cosas, pero más común y la que más se había vendido en estos días era una droga llamada Netherwhart, la cual estaba hecha a base de un poco de sangre y huesos humanos molidos, después se le agregaba un poco de cannabis y, dependiendo de qué tan fuerte la quisieras, le ponían un poco de cafeína.

Al combinar todas estas sustancias, el cuerpo obtenía una increíble adrenalina, induciendo al consumidor a sentirse excesivamente relajados y acelerados a la vez. Una vez consumida, se convertía casi al instante una adicción, haciendo que la persona que la haya tomado busque de forma incontrolable esta droga sin importar de qué forma sea.

Teniendo toda esa información, Yellow se adentró al mercado, observando a sus alrededores. Gente ofreciendo armas, otras drogas, e incluso algunas diciendo que trataban personas de forma tan normal que parecía que ya era algo muy frecuente. El chico amarillo estaba bastante acostumbrado a este entorno, incluso era conocido y respetado, la mayoría de aquel tétrico lugar eran conocedores de la fuerza bruta que poseía, sumándole su físico.

Siguió caminando, sin encontrar nada, hasta que un alboroto en un callejón captó su atención, así que se dirigió hacia allá.

—¡¡CÁLLATE Y DEJA DE MOVERTE, ME COMPLICAS LAS COSAS, MALDITO ESTÚPIDO!!— Exclamó una voz enojada, proviniente de un chico que tenía a otro acorralado. Tenía una daga en su mano y su rostro era inexpresivo, pero su mirada daba a entender que estaba enojado.

—¡P-PORFAVOR, NO ME HAGAS NADA! TE JURO QUÉ- ¡AH!—

No dejó hablar al otro, ya que lo tomó agresivamente del cuello y lo alzó un poco mientras acercaba la daga a su rostro.

—Shh... Sólo déjame hacer esto... No te dolerá mucho.—

Y antes de que el otro pudiera siquiera rogar de nuevo por su vida, la daga atravesó su ojo y manchó todo en rojo carmesí.
















Y antes de que el otro pudiera siquiera rogar de nuevo por su vida, la daga atravesó su ojo y manchó todo en rojo carmesí

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Después de un par de puñaladas, lo soltó, ya sin vida. Se acercó al cuerpo y comenzó a inspeccionarlo, hasta encontrar las dos cosas que buscaba: Dinero y la droga que tanto ansiaba.

—Al fin...— Susurró, tomando cuidadosamente el pequeño frasco con líquido dentro, líquido el cuál era sangre mezclado con todas esas otras sustancias mortales. Iba a destaparlo y tomarlo, pero sintió algo frío tocar su cabeza por detrás, no tardó en reconocer que se trataba de un arma de fuego.

—No te muevas, no me obligues a dispararte, por favor.— Habló Yellow de forma seria pero calmada, tratando de no alterar al otro.

El azulado lentamente sacó su daga y se preparó para volver a atacar, confiandose en que tendría éxito otra vez.


(949 palabras)

El cholo de la esquina // Blue x Yellow \\ (AvA AU)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora