The middle sister

Capítulo 0: Un invierno helado y distante

Invierno del 2006, Vanellope tenia 5 años...

Era un invierno implacable, de esos que te congelas hasta las pestañas con solo asomarte por la ventana. Aún estábamos en nuestra ciudad natal, atrapados en un ciclo constante de cambios de colegio. Era mi quinto colegio y las razones seguían siendo las mismas: mi abuela nunca estaba contenta con donde estudiábamos. Debíamos ser de alta clase, algo que claramente no éramos.

    A las 6:30 de la mañana seguiamos con la misma rutina de cada día escolar, mi madre, me peinaba meticulosamente el cabello con gel en una coleta perfecta mientras veía mis dibujos animados favoritos en la televisión, ajena a mis gestos de impaciencia.

    Mientras me jalaba el pelo para perfeccionar la cola de caballo, sentía cómo la silla se movía al ritmo de mis movimientos. El cabello se resistía, algunos mechones rebeldes se escapaban de mis dedos, y el gel pegajoso dejaba una sensación fría en mi cabeza. Al fondo, mi hermano mayor Peter continuaba desayunando un bowl de cereal con leche, absorto en la lectura de un cómic de superhéroes. Estaba ya vestido, arreglado y sin el menor interés de ir al colegio. ¿Pero quién lo culparía? A nadie le gusta ir al colegio, y menos aún en primer grado si no tienes amigas con las que compartir los momentos de la infancia. 

"Apúrate en desayunar, Peter, que debemos ir al colegio", le decía mi madre a mi hermano mayor con tono apresurado.

"Mami, yo aún no tengo mi desayuno", le replicaba entre tirones a mi pelo, tratando de captar su atención.

"Te dije que comieras después de vestirte", insistía ella, con la mirada fija en los quehaceres de la mañana. Termina de peinarme, encaminadose a buscar sus cosas para irnos al colegio.

"Pero mami, mi delantal no está limpio. Ayer dijiste que lo lavarías", le reclamaba, corriendo hacia mi habitación y regresando con el delantal manchado de pintura roja en la manga.

"Lo siento, cariño, estuve ayudando a tu hermano con un trabajo para hoy, después lo lavamos", se disculpaba, dedicando un breve vistazo a la mancha antes de retomar sus quehaceres.

Mi madre no me prestaba mucha atención de pequeña. Siempre era Peter, su primer hijo. LLevandolo a sus talleres, traté de entender por qué lo cuidaba tanto. Pero cuando pequeña no sobrepensaba tanto como lo hacia ahora. Solo no le daba importancia y me iba a jugar con mis muñecas a mi habitación. Mi padre, ausente la mayor parte del tiempo por su trabajo que lo llevaba a diferentes ciudades, solo venía a casa de 2 a 3 días. Pero siempre debíamos visitar al resto de la familia cuando el llegaba a casa. Entonces no estaba muy acostumbrada a pasar tanto tiempo con el de pequeña.

En esos días de mi niñez,  mi madre también cuidaba a los hijos de la vecina para tener un ingreso extra. Un chico de la edad de Peter y a su hermanito de 3 meses. Desde que empezo a cuidarlos, Peter empezo a cuidarme por las tardes o a veces me dejaban donde mi abuela paterna. Había veces en que me dejaba sola, nunca lo tome como mucho tiempo, ya que la television me divertía y me distraia de como pasaban las horas, mientras ella cuidaba y alimentaba a los hijos de la vecina Gloria. 

Entonces esas mismas situaciones las implementaba cuando jugaba con mis muñecas.

"¿Mami mami donde vas?""A cuidar a los vecinos para comprarnos un rico helado cuando vuelva, ¿portate bien ya? Vuelvo en unas horitas."- Decía mientras cambiaba los tonos de voz al usar mis muñecas.

El invierno parecía haber congelado no solo las calles, sino también las sonrisas en nuestra casa. Las mañanas eran frías y silenciosas, interrumpidas solo por los ruidos esporádicos de Peter apurándose con el desayuno y los arrumacos de mi madre con los niños ajenos.

Las veces que Papá estaba en casa en esos tiempos, disfrutamos más como familia. Saliamos a los parques donde habian unos columpios enormes (Digo enormes pensando en la perspectiva de una niña de 5 añitos) Saliamos a comer helado, ibamos a ver peliculas al cine o simplemente comiamos algo rico en casa. Mi mamá era más alegre cada vez que él llegaba, pero como pequeña no tenía como esos pensamientos que tengo de grande.