D o s

28 8 2
                                    

┌───── •✧✧• ─────┐

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

┌───── •✧✧• ─────┐

Capítulo 2: Guerra de
Asientos.

└───── •✧✧• ─────┘

No recordaba cuándo fue la última vez que había transitado el camino de casa a la escuela en un silencio tan absoluto

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

No recordaba cuándo fue la última vez que había transitado el camino de casa a la escuela en un silencio tan absoluto. Desde su llegada, Darla solía llenar el trayecto con todo tipo de anécdotas y preguntas, haciendo que cada mañana fuera una aventura verbal. Esa calma inusual entre sus hermanos también le pareció extraña a Wendaline.

Lo que hizo que ese día fuera diferente fue la reciente ampliación de la familia de Rosa y Víctor con un nuevo integrante. Como les habían anunciado semanas atrás, Billy Batson ahora vivía con ellos en la casa hogar. Era su primer día de escuela, y por eso todos sus hermanos se habían ido más temprano para mostrarle el camino y ayudarlo a integrarse.

Durante el trayecto, Wendaline captó fragmentos de las conversaciones de sus hermanas, discutiendo sobre la cena, preguntándose si había noticias del tío Bruce o comentando cómo les iba en sus trabajos en el centro comercial. James, inusualmente callado, caminaba a su lado en silencio. Ver a su mellizo tan tranquilo era casi sorprendente, dado que generalmente estaba parloteando con el chico Freeman en sus caminatas hacia la escuela.

Nada parecía nuevo... hasta que lo fue.

En cuanto cruzó el umbral de la puerta de su salón de clases, notó con disgusto cómo un desconocido ocupaba su asiento, dejando caer su rostro contra la mesa como si estuviera dormido.

Inicialmente molestada, Wendaline comprendió que el chico no tenía la culpa; después de todo, los alumnos podían sentarse donde quisieran.

—Siéntate en mi lugar, yo buscaré otro —dijo James, colocando su mano en su hombro.

—No —respondió ella, dirigiéndose al chico desconocido—. Hey, estás en mi asiento.

El rubio levantó la mirada.

—Que yo sepa, no son lugares fijos, así que no estoy en tu asiento —respondió con calma. La tranquilidad con la que el chico le respondió causó un remolino de emociones en su interior. Antes de que pudiera contestar, un tercero llegó al lugar.

𝐋𝐈𝐓𝐓𝐋𝐄 𝐖𝐈𝐓𝐂𝐇 | Secretos del Caos | 𝗙𝗿𝗲𝗱𝗱𝘆 𝗙𝗿𝗲𝗲𝗺𝗮𝗻Donde viven las historias. Descúbrelo ahora