Capítulo: 52. Parte 2✔️

168 13 6
                                    

2:15 pm.
El parque está especialmente tranquilo esta tarde y yo me siento en uno de los bancos cerca del centro, donde hay árboles. Saco el teléfono del bolso para mandarle un mensaje a Jonathan, o bueno, eso iba a hacer, hasta que un balón me golpea la cabeza de manera inesperada y chillo, tapándome la zona adolorida.

—Rayos, pulga, ¿por qué tienes tan mala puntería? Las cabezas de las chicas no son tu campo de juego; ¡así nunca conquistas a una novia! Oye, realmente lo senti... —escucho una voz masculina a mis espaldas y, de manera instintiva, me giro para ver quién es. Han pasado unas semanas, pero aún recuerdo ese día como si hubiera sido ayer. ¿Y cómo no hacerlo? Es el chico con su hermanito que vimos la última vez que Nat, Mia y yo vinimos a dar un paseo con Rocky. Le regalo una sonrisa cuando se queda estático por un momento mirándome y luego sacude el rostro. Su cabello mojado, probablemente de sudor, se agita con el gesto.

—¡Alejo, es la hermana de Mia! —chilla el hermanito mientras le agarra de la camisa y luego tira de ella, igual que la primera vez que los vi—. ¡Vamos, háblale, idiota! Después te la pasas burlándote de mí porque tengo diez años y crees que no sé cómo tratar a las niñas...

—¡Oh, hola! —saluda él acercándose, intentando dejar atrás a su hermano y cortar su parloteo.

—¡Hola!

—¡Cielos, discúlpame, Daniel es un mocoso descuidado! Espero que no te hayas hecho daño. ¡Maldición, déjame ver tu cabeza! —se acerca a donde tengo mi mano y me hace bajarla para comprobar por él mismo que no me ha pasado nada.

—Estoy bien, de verdad, tranquilos, tengo la cabeza dura —aseguro e intento volver a sonreírles mientras doy unos pasos hacia atrás. Él me sigue con la sonrisa.

—¿Y Mia? —salta Daniel, enganchándose al brazo de su hermano. Es increíble que tenga diez años, como dijo, y sea más pequeño que Mia y le llegue prácticamente a la cintura a su hermano.

—¡Ah, Mia está en casa! No hemos venido más por aquí porque, de alguna manera, todas hemos estado ocupadas con diferentes cosas. Yo estoy a punto de viajar por una beca... entre los nervios por eso y algunas cosas personales que nos han ocurrido, realmente no hemos tenido mucho tiempo para más —le explico, mientras me relamo los labios para contenerme. ¿Quién me ha preguntado todo eso?

—Entiendo —por un momento juro que logro vislumbrar un brillo extraño en sus ojos—. Discúlpanos, llevamos un rato conversando y no nos hemos presentado como se debe, ni siquiera aquel día que nos conocimos. Creo que ya lo sabes, pero yo soy Alejandro, Alejo para los amigos, y tú puedes llamarme así. Él es mi hermano —le revuelve el pelo en un gesto muy de hermanos—, Daniel, una pulga muy molesta.

Alejandro me extiende la mano y, aunque por un momento lo dudo, cedo la mía: —¡Encantada, soy Emma! —también me encargo de sonreírle a su pequeño hermanito.

—Sí, ya lo sabía —murmura mientras, con la otra mano y sin soltarme, se rasca la nuca al ver mi ceño fruncido—. Fue un poco de trampa de mi parte cuando tomé tu móvil aquel día antes de irte, para registrar mi número y terminé por tomar el tuyo y mandármelo a mí mismo. Lamento si fui imprudente. Solo quería tener la posibilidad de escribirte algún día en caso de que tú no lo hicieras, aunque al final me faltó el valor para hacerlo, a pesar de que las ganas no me faltaron.

—Ah... —es lo único que sale de mis labios. Mis manos se han puesto frías por la confesión y solo puedo esperar que no lo note.

—Lo siento, pero de verdad me gustaría saber por qué no lo hiciste. ¿Te dio pena? —dice con una sonrisa nerviosa, mientras su hermano no hace más que mirarlo de manera picarona—. ¿No te caí bien o algo?

(1) Roma: Al derecho y al revés, es amor © [BORRADOR]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora