Mi sueño.

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Día 2: Larga distancia.

-No quiero irme -susurró él.
-Si te sirve de algo, no quiero que te vayas -habló Mikasa.

Jean tenía las manos fijas en su cintura, evitando que ella se alejará siquiera un centímetro de él, Mikasa por su parte abrazaba a Jean por el cuello con su frente pegada a la de él, mirando sus gestos. No podía ver sus ojos ya que él no la estaba mirando.

Iba a irse por tres meses, considerando todo, era el tiempo más corto por el que él iba a trabajar. Y por mucho que ella quería ir con él, Jean está vez dijo que no podía venir, no quería ponerla en peligro ni nada parecido.

Aunque sabía que ella era perfectamente capaz de defenderse a sí misma y a él. Prefería que se quedará en la casa que compraron hace unas semanas, aquí en Paradis a salvó con Historia protegiendo la isla.

-No, de hecho... No está funcionando -murmuró.

Ella sintió como sus brazos envolvían su cintura por completo, pegando su pecho al de él, mientras que Mikasa se paró en la punta de sus pies y abrazó a Jean de vuelta.

-Solo son tres meses, estaré aquí cuando vuelvas -aseguró.

Acariciando su cabello en su nuca.

-Jean, te enviaré cartas...
-Lo sé, aún así... No quiero dejarte.

Ella sonrió, ahogando una risa. Nunca imaginó que Jean Kirstein, líder y embajador, tan fuerte que se ve y decidido fuera a extrañarla a ella. Ella se separó un poco de su hombro para poder hacer que sus ojos avellana la mirarán.

-Te amo, Jean. Si no subes en este instante a ese barco yo voy a llevarte hasta ahí. ¿Entendiste? -sus ojos grises lo analizaron por completo.
-Está bien, pero déjame besarte una vez más.

Su mano izquierda subió por el costado derecho de su cuerpo, hasta tomar a Mikasa por el rostro con delicadeza, sus dedos enterrados en su cabello negro y su pulgar abriendo sus labios rosados. Ella se inclinó hacia él hasta que Jean atrapó el labio inferior de Mikasa en los suyos.

La suavidad de esos labios femeninos era lo que no quería dejar, o esa voz fuerte pero tranquilizadora para él, o la forma en la que ella lo ve. Una forma que nunca pensó que tendría de ella.

Los labios de Mikasa sabían a fruta, dulce. Su piel siempre suave aunque con marcas de todo por lo que tuvo que pasar, ella era muy adictiva. De poder llevarla, él lo hubiera hecho sin dudar. Pero la quería a salvo, lejos de cualquier peligro posible. Ella ya había vivido el infierno y había sobrevivido. Si está vez él podía protegerla de esto, lo haría.

-Te enviaré cartas. Te amo, Mikasa -susurró contra su boca.

Ella no pudo contestar porque él atrapó sus labios en un último beso, un beso que le arrancó todo el aire de los pulmones. Luego dejó un beso contra el puente de su nariz y finalmente contra su coronilla.

-También puedes llamar, Historia hizo que conectarán el teléfono en casa -Mikasa dejó un beso contra su mejilla y él se apartó de ella.

Jean temía que si la volvía a ver, él jamás se iría, renunciaría a su puesto y se quedaría aquí con ella el resto de sus días.
Mikasa cubrió sus ojos del sol con su mano, observando desde su lugar como Jean se reunía con los demás adentro, quienes la vieron por la ventana y se despidieron de ella con las manos una vez más.

Tres meses no era nada comparado a todas las anteriores que fueron seis meses o incluso un año. Además Jean había hablado con Armin para que él fuera mucho menos tiempo que los demás. Reiner y Connie eran solteros, ellos no tenían problema con estar de viaje todo el año e incluso años continuos, Armin y Annie estaban juntos y trabajando juntos, tampoco tenían problemas. Pieck y Jean en cambio ya no eran solteros.

Jeankasa Week 2024Donde viven las historias. Descúbrelo ahora