el jardín ⎯bridgerton one shots

anthony bridgerton

꧁ | BESOS DEBAJO DEL ÁRBOL PT.2 | ꧂

Después de tomar la difícil decisión de aceptar la propuesta de Benedict, Antonella sabía que debía cerrar el capítulo de su vida con Anthony de manera definitiva. Esa noche, se encontró una vez más bajo el árbol donde tantas emociones habían sido compartidas y tantas promesas habían sido susurradas.

—Antonella, ¿por qué lo has hecho? —preguntó Anthony con voz tensa, sus ojos oscuros reflejando una mezcla de dolor y celos—. ¿Por qué aceptar la propuesta de mi hermano?

Antonella respiró hondo, intentando mantener la calma. Sabía que la conversación que estaban a punto de tener sería una de las más difíciles de su vida.

—Anthony, he aceptado la propuesta de Benedict porque merezco una oportunidad de ser feliz —dijo con voz firme—. Merecemos una oportunidad de vivir sin estar atrapados en una situación imposible. Pero debo dejar claro algo: a partir de ahora, me alejaré de ti tanto sentimental como físicamente. No puedo seguir viviendo en esta agonía constante.

Anthony dio un paso adelante, intentando tomar su mano, pero Antonella se apartó, su mirada llena de resolución.

—Antonella, no puedo perderte —murmuró, el dolor evidente en su voz—. No puedo soportar la idea de que estés con Benedict.

—Fue tu decisión, Anthony —replicó ella con una mezcla de tristeza y determinación—. Fuiste tú quien decidió casarse con Edwina, no yo. No puedes culparme por intentar encontrar una vida más allá de esta tristeza. Benedict es un buen hombre y merece una esposa que lo respete y lo quiera, aunque nunca lo amaré como te amo a ti.

Anthony la miró con desesperación, sabiendo que sus palabras eran verdaderas. La había perdido por su propia elección, y ahora debía enfrentarse a las consecuencias.

—Por favor, Antonella... —intentó de nuevo, pero ella negó con la cabeza, lágrimas brillando en sus ojos.

—No, Anthony. Esto tiene que terminar. Esta noche será nuestra despedida. Luego, nos alejaremos el uno del otro para siempre.

Se miraron a los ojos, comprendiendo la inevitabilidad de sus palabras. Con una mezcla de tristeza y pasión, se acercaron una última vez, sus labios encontrándose en un beso cargado de deseo y despedida. Era un beso desesperado, un intento de capturar y sellar los recuerdos de su amor antes de dejarlos ir.

La ropa fue desechada rápidamente, y se entregaron el uno al otro con una intensidad casi salvaje. Gemían sus nombres, Anthony le exigía que le gimiera el suyo, con cada roce a su feminidad está condicionado a que Antonella le dijera que él era su dueño, aunque en realidad solo dejaba mostrar que cada caricia, cada beso, cada suspiro era una mezcla de amor y dolor, sabiendo que nunca más podrían tenerse de esta manera. Sus cuerpos se movieron en perfecta sincronía, cada toque y movimiento lleno de la urgencia de la despedida.

Finalmente, se separaron, sus cuerpos aún entrelazados, respirando con dificultad. Anthony acarició la mejilla de Antonella, sus ojos llenos de lágrimas.

—Te amo, Antonella —susurró, su voz rota—. Siempre te amaré.

Antonella asintió, sus lágrimas cayendo libremente.

—Y yo a ti, Anthony. Pero este es el final. Debemos dejar ir esto y seguir adelante con nuestras vidas.

Se miraron por última vez antes de vestirse en silencio. Con un último abrazo cargado de dolor y resignación, Antonella se apartó y se alejó del árbol, dejando atrás a Anthony y los recuerdos de su amor prohibido.

Anthony se quedó bajo el árbol, observando cómo la figura de Antonella se desvanecía en la distancia, sabiendo que había perdido la única cosa que realmente importaba en su vida. Bajo la pálida luz de la luna, se dio cuenta de que la responsabilidad y el deber habían dictado su destino, y ahora debía vivir con las consecuencias de sus elecciones.

Desde ese día, Antonella y Anthony siguieron caminos separados. Antonella, comprometida a encontrar una nueva vida con Benedict, y Anthony, resignado a su papel como esposo de Edwina. Aunque sus corazones siempre guardarían el recuerdo de su amor, sabían que era un capítulo cerrado, destinado a permanecer en el pasado.