♡I. INOCENCIA

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INOCENCIA

Blitzo x Fizzarolli

『Blitzo, le gustaba auto llamarse "hermano mayor", ya que tenía una hermana gemela llamada Bárbara y un hermanastro menor llamado Fizzarolli. Sentía la responsabilidad de protegerles a cualquier costa, si bien, Barbie podía defenderse sola, de vez en cuando le gustaba sentirse el "hombre de la casa". Era un chico valiente, atrevido y desafiante.

No tenía talento para el circo, siendo recriminado y apartado en ocasiones por su padre, aun así, era un tipo agradable, contaba con un humor único y extraño, su carisma era nata, incomprendida por casi todos.

A comparación de los diablillos promedio, él y su gemela, eran altos, con una estructura ósea única y un poco más anatómica, sensuales y atrayentes, todo gracias a la buena genética de su madre, una súcubo.

El cuerpo de él era atlético, esbelto y tonificado, con abdominales marcados, brazos grandes y fuertes al igual que sus manos, lo único bueno que pudo heredar de su alcohólico padre.

Si bien, Blitzo no era considerado un chico guapo, sí era atractivo y llamaba la atención. Era gracioso y ocurrente, tenía aparatos de ortodoncia que contrastaban con su estilo vaquero-metalero, hacía que cualquier chica cayera rendida gracias a uno de sus "encantos" que iba de boca en boca. Sin embargo, él solo tenía ojos para solo una persona. Su crush y alma gemela, Fizzarolli. Así es, su hermanastro el cual era tres años menor que él.

Desde pequeño sentía admiración y una extraña fascinación hacia él, la cual no sabia definir aún, pues era un infante. A partir de los trece años comenzaba a sentir una presión en el pecho cada vez que le tenía cerca, a los quince, su estómago se llenaba de mariposas si Fizz se ofrecía a ayudarle a mejorar su rutina de malabares, a los dieciséis, se sonrojaba cada vez que este se reía de sus chistes.

Ahora a los diecinueve, el momento de tomar siestas ya no era lo mismo, tenían la costumbre de dormir abrazados desde pequeños, actualmente se volvió incomodo para él, puesto que unos "golpeteos" provenientes de sus pantalones le agobiaban desde hace unos tres años atrás...

Amaba a su hermanastro, era su amigo y cómplice de travesuras, pero al entrar a la adolescencia y a causa de las hormonas, lo veía con otros ojos... Pues a Fizzarolli le había sentado bien la pubertad.

Desde pequeño tenía un particular rostro, redondo y con facciones finas dignas de ser llamado "Carita de Muñeca", un ángel nacido en el infierno.

Confundía a cualquiera, su voz melódica y aguda solo alentaba el pensamiento de los demás a creer que de una chica se trataba, era hermoso, bello, algo único.

Sus enormes y particulares cuernos de macho le delataban, los cuales estaban decorados con un patrón jamás antes visto. Aún así, a ningún demonio parecía importarle, ya que siempre se dejaban llevar por su adorable y angelical rostro.

Sin embargo, fuese un chico o no, nadie negaba que atraía la vista de más de uno, era de baja estatura a comparación de sus hermanos, su figura era delgada, con cintura estrecha, un trasero y piernas envidiables. Realmente parecía un muñequito viviente.

Blitzo y Fizzarolli eran polos opuestos, uno era alto y fuerte, mientras que el otro era pequeño y frágil. Él era masculino y algo desordenado, el otro era femenino y delicado. A uno se le daba mejor las artes como el canto, baile, acrobacias y malabares, mientras que el otro solo era intrépido y decidido. Eran la dupla perfecta, por eso combinaban muy bien en el escenario.

En un acto de inocencia, Blitzo logra reunir el suficiente dinero para sorprender a Fizz unos días antes de su cumpleaños número dieciséis y darle el mejor regalo de su vida. Sabía que Fizz era un admirador empedernido de Mammon desde los cinco años y que también tenía un tipo de crush con él. Deseaba cumplirle el sueño de ir a uno de sus costosos conciertos, aunque estuviera algo celoso por el tipo de afecto que él sentía por su ídolo, sabía que era un amor platónico, nada que pudiera tomarse en serio.

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