6. Creciendo Juntos

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Los años pasaron, y Harry y Louis se hicieron inseparables. Aunque no eran hermanos de sangre, su vínculo era inquebrantable. Compartían risas, juegos y también los desafíos de la difícil vida  cotidiana de unos niños pequeños.

Harry, desde muy joven, había asumido un rol protector con Louis. Siempre estaba allí para ayudarlo, guiarlo y asegurarse de que estuviera a salvo. A medida que crecían, su relación evolucionó, pero la base de su vínculo siempre fue la misma: un amor profundo y sincero.

A los diez años, Harry ya mostraba signos de madurez y responsabilidad inusuales para su edad. Louis, que tenía seis años, seguía cada paso de su hermano mayor con admiración y confianza. Las tardes después de la escuela eran sus momentos favoritos, cuando podían jugar, explorar y aprender juntos.

Un día, mientras estaban en el parque, Harry decidió enseñar a Louis a montar en bicicleta sin ruedines. Louis estaba emocionado, pero también un poco asustado.

—Harry, ¿y si me caigo? —preguntó Louis, mirando la bicicleta con nerviosismo.

Harry sonrió y puso una mano en el hombro de Louis.

—No te preocupes, Louis. Estaré aquí para sostenerte. No dejaré que te caigas —dijo con seguridad.

Louis asintió, confiando en Harry. Con paciencia, Harry le mostró cómo mantener el equilibrio y pedalear. Después de varios intentos y algunos tropiezos, Louis finalmente logró montar solo.

—¡Lo estoy haciendo, Harry! —gritó Louis con alegría, pedaleando con confianza.

—¡Sabía que podías hacerlo! —respondió Harry, corriendo junto a él.

Harry siempre estaba a su lado, listo para ayudar si era necesario, pero también dejando que Louis experimentara y aprendiera por sí mismo aun que siempre vigilándolo, como decía Anne; como un Alcón.

Las alfa y omega mayores observaban con orgullo cómo sus hijos crecían juntos. Louis el pequeño alfa veía a Anne como una segunda madre, y siempre se esforzaba por hacerla sentir orgullosa.

Las madres observaban con orgullo cómo sus hijos crecían y se apoyaban mutuamente. Sabían que su amor y cuidado mutuo los preparaba para enfrentar cualquier desafío que la vida pudiera presentarles.

Cuando Harry cumplió doce años, decidió unirse a un club de teatro en la escuela. Siempre había tenido un talento natural para la actuación y quería explorar esa pasión. Louis, por su parte, estaba fascinado con el deporte y decidió unirse al equipo de fútbol.

Aunque sus intereses eran diferentes, siempre encontraban tiempo para apoyarse mutuamente. Harry asistía a todos los partidos de fútbol de Louis, animándolo desde la grada, y Louis no se perdía ninguna de las actuaciones de teatro de Harry, aplaudiendo con entusiasmo.

Un fin de semana, Anne y Jay decidieron llevar a los niños a una granja cercana para que pudieran disfrutar del aire libre y aprender más sobre la vida en el campo. Harry y Louis estaban emocionados por la aventura.

—Mira, Harry, ¡hay caballos! —dijo Louis, señalando un grupo de caballos que pastaban en un prado.

—Vamos a verlos de cerca —sugirió Harry, tomando la mano de Louis y llevándolo hacia los caballos.

Los dos hermanos pasaron la tarde alimentando a los animales, aprendiendo sobre la vida en la granja y disfrutando del tiempo juntos. Harry siempre se aseguraba de que Louis estuviera seguro y feliz, y Louis se sentía afortunado de tener un hermano tan atento.

A medida que los años pasaban, Harry y Louis enfrentaron nuevos desafíos. La adolescencia trajo consigo cambios y nuevas responsabilidades, pero su vínculo se mantuvo fuerte. Harry, con catorce años, comenzó a pensar en su futuro y en cómo podría combinar su pasión por la actuación con sus estudios.

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⏰ Última actualización: Sep 29 ⏰

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