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"La fama pasará y el tiempo que tuve, la fama pasará siempre he sabido que era voluble. Así que al menos es algo que he experimentado pero no es donde vivo", Marilyn Monroe.

El callejón oscuro en Georgetown era un estrecho pasaje entre dos edificios antiguos de ladrillo rojo, apenas iluminado por una solitaria farola parpadeante. Las sombras se extendían siniestras, ocultando detalles en los rincones. El suelo, cubierto de adoquines irregulares y escombros, estaba mojado por la reciente lluvia, reflejando los destellos de la poca luz que se filtraba. Graffitis descoloridos adornaban las paredes, y un contenedor de basura derramaba su contenido en el camino. El aire estaba impregnado de un olor a humedad y descomposición. Al fondo, bajo una pila de cajas rotas y papeles, la policía local había encontrado un cuerpo, su silueta apenas visible en la penumbra. El lugar, silencioso salvo por el lejano murmullo del tráfico, emanaba una inquietante sensación de peligro inminente.

Derek Morgan y Emily Prentiss, ambos agentes del FBI, fueron convocados por la policía ante el hallazgo de esta víctima. La zona se encontraba rodeada por policías, cintas amarillas y patrullas. Vecinos curiosos rondaban la zona, ya que estos sucesos eran bastante inusuales en un barrio como aquel. Georgetown, en Washington D.C., es generalmente conocida como una de las áreas más tranquilas y seguras de la ciudad. Es un barrio histórico famoso por sus calles adoquinadas, arquitectura colonial, y una amplia variedad de tiendas, restaurantes y cafés. Con una población mayoritariamente acomodada, Georgetown alberga también a la Universidad de Georgetown, añadiendo un ambiente juvenil y académico a la zona. Aunque, como en cualquier área urbana, puede haber incidentes aislados.

Al llegar al área, el cuerpo de la víctima se encontraba cubierto por una lona amarilla impermeable, esto para que la humedad de la noche no arruinara ninguna pista que pudiese haber dejado el responsable.

-¿Detective Croft? -dijo Derek Morgan al llegar a la escena del crimen. Acto seguido, ambos se estrecharon la mano en señal de saludo.

-Vi muchas cosas todos estos años, pero nada así...-dijo el detective con una mirada sombría.

-¿Cómo así? -respondió Emily mientras ella y Morgan se agachaban para revisar el cadáver de la víctima.

-No lo noté al principio, pero cuando lo vi supe que tenía que llamarlos.

El detective se agachó y con su mano enguantada descubrió el cuerpo de la lona amarilla. Ante Emily y Morgan, apareció el cuerpo de una bella chica, rubia, ojos celestes, no más de 20 años de edad. Sin embargo, su rostro había sido vandalizado. El ahora ignoto la había despojado de sus labios, dejándole solo los bordes ensangrentados. Emily y Morgan intercambiaron miradas, ¿un trofeo?, ¿un fetiche? Habían mil razones para que este ignoto hubiera hecho lo que hizo, y la experiencia de ambos les puede dar por sentado que de cualquiera sea la respuesta, este asesino estaba enfermo, daba asco, y lo atraparían y encarcelarían por ello.

-Mira su rostro, Prentiss...

-Si...-dijo Emily con voz temblorosa.

-Ahora si ya lo vieron todo -dijo Croft con seriedad. Emily lo miró y asintió levemente.

-Sí, ahora si. ¿Tú que opinas, Morgan?

-No me gusta...-ambos se levantaron y se dirigieron a los policías- bien, escuchen, quiero tomas abiertas de su cuerpo, torso, acercamientos de su rostro y boca -ante la orden de Derek, los forenses se acercaron al cuerpo para plasmar cada detalle que les pudiera servir para la pronta investigación.

-Quien hizo esto tiene una mente que no quiero entender -les confesó Croft.

-Es un lujo que no nos daremos...-dijo Emily.

Al Filo Del Crimen: Una historia del FBIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora