Capítulo Siete

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Ella sonríe. Sonríe mientras SeulGi le da una vuelta en la pista de baile con la música movida, y después, ella se acerca a su pecho, riendo, soltando una de sus carcajadas que, de por sí, hizo reír a la más alta. Sólo la vio fija, entrelazando sus manos, relamiendo sus labios.

La castaña lleva un trago a sus labios al mismo tiempo que la mayor y después se quejan del ardor en sus gargantas, el ardor que recorrió de forma rápida para luego, reír de nuevo, viéndose fijas mientras volvían a entrelazar sus manos para caminar a la pista de baile tropezando, por el reciente trago.

A decir verdad, nunca habían visto a JooHyun así de alegre en compañía de alguien en fiestas o eventos. Si es que llevaba a alguien, se la pasaba sentada, tomando, para irse al baño unos minutos, hartando a la cita, que al final de la noche la deja sola en la barra.
No importa, ahora eso no importa, porque la que jura que puede soltar algo dulce cuando quiere lo está masticando y disfrutando, queriendo hasta algo más.

JooHyun sonríe, de verdad, entrando a la cabina de fotos, yendo a la barra de dulces, sentándose sólo para tomar pequeños tragos de agua, alcohol y hasta refresco. Un sentimiento que pocas veces se le atravesó y muchas veces, o en sí, piensa innecesario pero por ahora, puede ser que le estaba gustando de poco a poco, paso a paso, porque a decir verdad se estaba abriendo un poco más. Ella camina de nuevo, jalando a la castaña a la pista de baile de nuevo cuando escuchó una de sus canciones favoritas o simplemente quiso pasar un poco más de tiempo con la más alta, que la seguía sin quejarse o siquiera mostrarse negativa en algo.

Entrelazó sus manos en la nuca de la otra cuando sonó una canción romántica, riendo, acercándose para hablar.

—Nunca pensé que fueras la perfecta compañía—el suspiro lleno de alcohol y un rastro de menta, ese suspiro frío, hizo a SeulGi casi temblar por sentirlo en su oreja, pero de todos modos resopla, en esa pequeña risa que no pudo ser expulsada. Habla.

—¿De verdad no?—JooHyun se separa para verla y negar, alzando sus labios.

—Pero a decir verdad, me gusta.

La ida sola al baño de JooHyun se convirtió en una seguida por SeulGi, donde después de cerrar la puerta al verificar que no hay nadie, se dispone a arrodillarse frente al lavabo y comer el dulce coño de la mayor que gime, aferrando sus dedos a los cabellos de la otra para tenerla ahí, moviendo su cabeza a su gusto, y cuando siente un dedo, dos, arquea su espalda.

Después de un beso, JooHyun abre la puerta, preguntando si va a salir y SeulGi sólo ríe nerviosa, diciendo que iba a orinar. Cosa que la hace reír a ella también, asintiendo, saliendo del baño y caminando por el pasillo hasta llegar a la pista, pero una voz la detiene.

Una voz furiosa que le hizo parar su corazón, y tragó saliva, volteando a ver la responsable. Ahí estaba Krystal, y sudó frío.

La mujer castaña se acercó, señalando el baño.

—¿Y SeulGi?

—Dijo que se quedó a hacer de las suyas, ya sabes, necesidades básicas—trato de reír para alejarse rápida, pero la voz volvió a sonar y ahora algo más agresiva. Habló casi negando.

—JooHyun, conoces a mi bebé desde que tiene 16 años, o menos, espero que no estés haciendo algo enfermo o peor con ella, ella es joven, nosotras ya somos señoras, no podría ser tu hija, pero es mi hija...

—No estamos haciendo nada, Krystal, sólo es mi compañía de confianza en esta fiesta, no tengo ninguna otra intención con tu hija, Dios, bien dijiste, la conozco desde que era una puberta otaku, no tengo nada que ver con ella, aparte no es mi tipo, no me gustan tan jóvenes.

Una risita que trató hacer reír a la madre de su amante, pero la otra sólo asintió y caminó de nuevo a la mencionada fiesta. Dejó a JooHyun temblando en medio del pasillo, tragando saliva de forma seca y, joder, llevó una mano a su rostro para limpiar el sudor que cayó y ahí, ahí recayó por completo la culpa.

La culpa que tanto la mordía ahora la consumió por completo en ese hecho, en esas palabras que le hicieron acercarse a apoyar a la pared, riendo, pero fingiendo porque en realidad estaba nerviosa como la mierda.
Sentía su garganta llena, sentía un frío recorrer su cuerpo, pero después sintió un saco caer en sus hombros y después un abrazo, lo que la hizo voltear y aferrarse fuerte, tragando saliva, suspirando.

Reconoció el olor de SeulGi, por lo que sólo rió de nuevo, negando.

—Yo...

—Si quieres vámonos, ya sólo falta media hora para que acabe la fiesta.

JooHyun no se negó.

SeulGi le abrió la puerta, todavía cargándola a su departamento, suspirando, dejándola en su cama mientras le quitaba el vestido con sumo cuidado, acariciando su espalda mientras bajaba el zipper, y en eso, JooHyun volteó a verla, acariciando su mano, acercando esa a su pecho.
La castaña sólo la alejó, riendo.

—Estás, estamos borrachas, JooHyun.

Al parecer la otra lo entendió, asintiendo, volteando de nuevo a su esquina en la cama mientras escuchaba cómo SeulGi se desvestía y procedía a ponerse una pijama para acercarse y como pudo, una a JooHyun.

Suspiró. La pelinegra tembló de nuevo mientras veía a SeulGi y se acercó a ella para abrazarla, entrelazando sus manos en la nuca contraria mientras la otra abrazaba su cintura. Sentía una leve frustración en ella, por que comenzó a acariciar su cabeza, su cabello, tratando de hacerla dormir para después, ella misma hacerlo.

La culpa no había caído a ella hasta ese punto, no había tenido ese sentimiento de culpa o siquiera un leve remordimiento porque hasta ese punto, realmente, no sentía nada de culpa. No sentía nada, sólo sentía un gran sentimiento de gusto pero ahora, como balde de agua fría, todo cayó sobre ella de una forma casi estúpida.

SeulGi sólo suspiro, relamiendo sus labios, y después intentó dormir, sintiendo una gran punzada en su corazón.


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⏰ Última actualización: Jun 26 ⏰

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