Capitulo VI: parte III.

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Mateo.

Ya son las cuatro de la mañana y llevamos una hora buscando a la Trini y no aparece por ningún lado.

No sabía que era tan terrible que me gustara.

- Hay que avisarle a la Caro, me ha llamado preguntando por la Trini y no sé qué decirle - dice preocupo este saco pelota.

- Avísale, yo voy a darme otra vuelta, y me llamai' si la encuentras - esté asiste antes de llamar a la Caro.

Pasó por todos los parques pero nada, voy a la cancha y tampoco, voy de vuelta a la casa de la Caro y la veo conversando con el Mave.

- Bucha que son imbéciles - dice enojada - váyanse pa' su casa, yo me encargo.

- ¿Me puedes decir que fue lo tan malo para ella se fuera así? - le pregunté un poco más pesado de lo que yo quería.

- Que te importa - dice enojada - ahora váyanse.

- No me pienso ir - digo decidido ganándome una mirada de odio por parte de la Caro y un loco de unos veinte.

- Ya vamos - dice el loco antes mencionado.

- Miren cabros - dice la Caro soltando un suspiro - No quiero ser pesada, pero váyanse, les aseguro que lo menos que quiere la Trini es verlo en este momento.

Y antes de poder decir algo, la Caro se sube al auto del loco y se van, escucho al Mave suspirar.

- Oye hermano, de verdad que no sabía, a mi nunca me dijiste.

- Ya fue.

Trinidad.

No puedo gustarle ni a él ni a nadie, yo no quiero otra muerte.

No quiero...

Siento como me falta el aire y me empieza a doler el pecho, y aunque que todo se vuelva negro veo la carita del Emmanuel.

(...)

- ¿Como está? - dice una voz a lo lejos.

- Está estable, sólo fue un ataque de pánico, se podrá ir a su casa a lo que despierte - dice una voz femenina.

Siento como mis ojitos me pesan igual que mi cuerpo. Hace tiempo que no me sentía así, odio los ataques de pánico, y ansiedad.

Al abrir mis ojos me duelen, la luz y las paredes blanca, y el olor de hospital me hacen sentir peor, odio los hospitales.

- Mi vida, no te muevas, ¿cómo estás? - pregunta preocupada, y solo puedo asistir, no quiero hablar porque sé que solo voy a llorar.

Miro al Emma y sonríe, me abraza y escucho un te quiero, detonante para llorar en su hombro.

- Tranquilita - me susurra y me aferro mucho más a él.

- No quiero estar aquí - le digo entre llanto, se separa  y asiste mientras me limpia las lágrimas.

- Si lo se, pero tenemos que esperar que el médico de el alta.

Abren la puerta y es una enfermera diciendo que ya me puedo ir a la casa, y con la ayuda de la Caro me levanto ya que me duele la cabeza y me siento un poco débil.

Después de un viaje silencioso llegamos a la casa, me voy directo a la pieza y me acuesto con ropa, no tengo ánimo, ni fuerza ni ganas de cambiarme, sólo quiero dormir y no pensar.

Escucho abrirse la puerta, y siento como se acuestan a mi lado, y por el olor a manzanilla se que es la Caro, quien me abraza por la espalda.

- Te amo mi corazoncito - me susurra y siento como se me forma un nudo en la garganta, y llore hasta quedarme dormida

(...)

Ya han pasado dos días y aunque la Caro intente que salga de la casa no he querido, no tengo ganas de toparme con el Mave o el Mateo, tampoco tengo ánimo de estar con nadie, sólo quiero estar acostadita y dormir.

Pero cuando estaba apunto de dormir, escucho que abren la puerta y me destapan, me giro para reclamar, y veo al Emmanuel serio.

- Llevas dos dias aquí encerrada, sin querer comer y salir, para lo único que te levantas es para ir al liceo, y te vienes para acá como una zombie - dice abriendo las cortinas, y la luz del sol entra dejándome casi ciega - levántate, te doy diez minutos o si no te vengo a buscar yo.

Y sale de la pieza, me vuelvo acostar y cierro los ojos, y veo su carita, su sonrisa y cómo sus ojitos van perdiendo su brillo hasta no abrirlo más.

- ¡No! - gritó y escuchó cómo suben las escaleras corriendo, y aparece el Emmanuel - de verdad que yo no quería...

- Yo lo se mi niña - me abraza y no puedo contener el llanto.

Todo fue mi culpa, porque me enamoré de ese maricon, porque deje lo deje entrar a mi vida.

Yo debí morir ese día y no él, yo debí ser, él solo me cuidaba y me dijo muchas veces lo malo que era el.

Me doy asco, me odio, me quiero morir,

- Yo se que estás pensando que es tu culpa, que debiste morir tú y no el... pero fue un accidente, algo que tú ni él sabía que iba a pasar - y cada palabra es como un cuchillo en mi alma - y yo sé que el Seba hubiera dado su vida una y mil veces porque tú no sufrieras más.

Mi Sebita, era mi mundo, el era mi todo, pero me lo arrebataron, y me dejaron con su recuerdo.

- Tienes que salir adelante, tienes que vivir y hazlo por ti, y por él que debe estar triste al verte así de mal - dice mientras me soba la espalda - No estás solita, me tienes a mi y la Caro, esa loca del mate te ama con su alma, pero no más que yo.

Me rio al escuchar a la Caro alegar, y me encantaría ser yo y el Seba peleando por cualquier estupidez, cómo lo hacíamos antes.

Espero que algún día me pueda perdonar.

Eso es pa' mamones.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora