Mil cuentos en una noche estrellada.

1. La caja de la verdad.

Tangs: Kenny grender, cambio de nombre para Kenny, Pip disfrazado de mujer.

Kupan era una basta nación dividida por cuatro reinos que fueron conocidos como Southland, todos bastos de alimentos, conocimiento y libertad.

Cada uno era diferente, en el Norte reinaban los cambiantes quienes se proclamaban los mejores guerreros, en el Este estaban los elfos que resguardaban la magia y lo desconocido ante el mundo, en Oeste estaban comunidades enteras de enanos, trolls, gremblins, gigantes y subespecies que se dedicaban a la enseñanza de técnicas de caza o la mineria. Y al final, estaba Weestl, las tierras del Sur, pertenecientes a los humanos.

Sin embargo, una noche, hace ya más de mil años, los humanos atacaron las fronteras del bosque prohibido y el caos comenzó. Los humanos en su afán de conquista y dominio sobre tierras desconocidas, destruyeron todo a su paso, saqueaban y sometían a voluntad, hasta casi eliminar a aldeas enteras.

Las criaturas mágicas afectados en sobremanera por la tragedia y la miseria, confrontaron al vil humano. Millones de vidas se perdieron.

Sin embargo, entre las mejoras de la magia elemental, la rivalidad de criaturas ancestrales y meros hechiceros determinó un importante cese al fuego. Pues muchos de ellos se dieron cuenta de lo inútil que podría resultar la propia destrucción de su nación.

Es así que los grupos rebeldes se establecieron, el único bando que discutió la posibilidad de un armisticio. Fueron décadas de negociaciones, hasta que al morir el último rey de Wesstl, se realizó la primera asamblea del consejo Kupa.

Entonces, la reina viuda Carol hizo una propuesta: el intercambio equivalente. Si todos los reinos habían entrado en crisis, cada reino se ayudaría mutuamente. Es así que las tierras del Sur, compartieron sus alimentos, el Este su magia, el Oeste el hierro y mano de obra, mientras que el Norte dio madera, lana y transporte.

Cinco años después, el consejo ansiaba un cambio para esperanzar a los aldeanos y esta vez, Sheila, la anterior reina de los elfos, propuso una idea: la unión entre humanos y criatura mágicas debía formalizarse a través de un matrimonio. Todos aceptaron de inmediato, pero había un problema, ¿quién quería casarse con la princesa de Weestl? O todos eran ancianos o no habían gobernantes como tal, sin mencionar las riñas que aún había por las disputas pasadas.

Todos los reyes y lideres restantes deliberan en los mejores prospectos, hasta que se eligió al único heredero del reino del norte, y los preparativos del contrato matrimonial no se hicieron esperar.