MIA
Mientras observo a mi alrededor, veo a Jack alejarse con un hombre. Comienzan a hablar, pero están demasiado lejos para que pueda escuchar la conversación. Aprovecho el momento de distracción y forcejeo con las ataduras de mis muñecas. Jack cometió un gran error al volverse mi maestro, porque cuando era Leo, me enseñó a aflojar mis ataduras con algo de tiempo y paciencia.
Después de unos trece minutos, finalmente logro aflojar la cuerda de mis muñecas y me libero. Giro a mi alrededor, evaluando la situación. Hay varios hombres armados vigilándonos a Vanessa y a mí. Me inclino sobre mi amiga y le susurro mis intenciones.
—Voy a llamar la atención de uno de los guardias y quitarle su arma. Dispararé al techo para romper los focos y oscurecer el lugar, creando una confusión, cuando lo haga debes huir —le explico en voz baja, mientras discretamente empiezo a desatar sus muñecas—.
Vanessa me mira con ojos llenos de preocupación y susurra
—Mia, no puedo dejarte aquí.
Le doy una mirada firme, pero tierna. Sé que esto es difícil, pero es nuestra única oportunidad.
—Vanessa, tienes que irte sin mí. No puedo correr lo suficientemente rápido con esta herida. Necesito que encuentres ayuda y vuelvas por mí. Prometo que estaré bien.
Vanessa asiente, pero veo lágrimas en sus ojos.
—Está bien, pero prométeme que no te rendirás —dice, su voz temblorosa—.
—Te lo prometo —le digo, mientras termino de desatar sus muñecas—.
Una vez que está libre, me vuelvo hacia uno de los guardias que nos vigila.
—¡Agua! —le grito, fingiendo desesperación—. Necesito agua.
El guardia se acerca, su expresión desconfiada. Perfecto, justo lo que necesitaba. Cuando está lo suficientemente cerca, aprovecho la oportunidad. Con un movimiento rápido y certero, le quito el arma y disparo al techo. Las luces se apagan y la oscuridad envuelve la estación.
—¡Corre! —le grito a Vanessa—.
En medio de la confusión, Vanessa corre hacia la salida mientras yo mantengo el arma en alto, lista para enfrentar a cualquiera que intente detenerla. Los hombres armados comienzan a gritar y a moverse en la oscuridad, pero la confusión me da la ventaja que necesito.
Vanessa corre hacia los túneles, y la última vez que la veo, está desapareciendo en la oscuridad. Me quedo detrás, luchando contra el dolor de mi herida y manteniendo mi posición.
Aunque sé que este es solo el primer paso, siento una chispa de esperanza. Hemos dado el primer golpe y ahora solo queda esperar a que Alessandro y su equipo lleguen. La oscuridad y el caos son mi aliado, y estoy decidida a no rendirme.
ALESSANDRO
Mientras mi hermano Dylan conduce, yo sigo la señal del celular de Vanessa en mi teléfono. Estoy nervioso, ansioso, pero me obligo a mantener la calma y a pensar con claridad. Tres camionetas llenas de nuestros hombres armados nos siguen, listos para lo que sea que encontremos.
—Dobla a la derecha aquí —le indico a Dylan, señalando la esquina—.
Nos acercamos a una bodega abandonada. Dylan estaciona la camioneta y ambos bajamos rápidamente, desenfundando nuestras armas. Miro a nuestro equipo y asienten en silencio, preparados para la acción. Entramos a la bodega, moviéndonos con precaución.
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La Sombra Del Anillo
RomanceAl despertar la mañana siguiente, Mia se encuentra en una habitación desconocida, compartiendo la cama con el hombre del bar. La sorpresa no termina ahí: ambos llevan argollas de matrimonio en sus dedos. Desconcertada y con resaca, intenta recordar...