Inflamación

442 58 40
                                    

Mes 1:

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Mes 1:

Estados Unidos de América se había aislado.

Su plan de permanecer dentro de su mansión en el proceso de gestación estaba ya planeado meticulosamente. Todo saldría bien si cada uno cumpliera con su parte.

Ya se había mandado una carta detallando todo a las organizaciones a su cuidado, quienes firmaron un contrato de confidencialidad para tener la confianza del estadounidense.

Las únicas visitas permitidas serían las organizaciones a su cuidado, sus estados y organizaciones veladoras a su bienestar, y por supuesto; sus más cercanos ciudadanos políticos mandatarios.

A este suceso lo tenían como secreto de estado. Nada de lo que suceda o se hable dentro de las padres blancas salen de estas, y de eso se asegurarían las entidades de seguridad nacional e internacional del país.

--Señor, es hora de levantarse.-- Washington DC, se había adentrado en aquella habitación oscurecida por las gruesas cortinas que impedían el paso a cualquier rayo de luz solar. 

Por su parte, Estados Unidos estaba postrado en la cama viendo al techo de su decorada habitación. No podía explicar el porque, pero sus pezones le ardían. Cualquier rose con su camisa le dolía como el infierno.

Todo era tan infernalmente caliente a cualquier tacto con estos, que le era inexplicable definir todo eso en una sola palabra que no fuera infierno, un infierno concentrado en sus zonas mamarias.

--Veo que se ha levantado temprano.-- Washington hizo una observación meticulosa, dándose cuenta que algo interrumpía la paz de su señor.

Estados Unidos se quedó quieto. No quería moverse de su cómoda posición, pues hace poco había hecho las peses con sus estorbosas sabanas, sus tan odiosas sabanas, que con sus roses le hacían retorcerse de fastidio.

--¡Hum!-- Salió de la boca, mientras postraba su ante brazo en sus ojos, impidiendo el paso de luz a sus ojos. Estaba escapando de la luz solar de su, ahora; ventana abierta.

--¡Arriba, arriba!-- Canturreó el estado de aquella poderosa nación.-- Hoy hay mucho que hacer y pocos por recibir.-- Informó.

--¿A quién tenemos que recibir?-- Su voz ronca dejaba entrever la molestia de recibir invitados en, lo que él consideraba, sus vacaciones.

--A las organizaciones que están a su cuidado, obviamente.-- Informe dejando de paso una mesa con comida frente a su representación.-- Coma. --Orden.

Por otra parte, el estadounidense solo miraba los platos con desagrado. El tema lo había dejado analizando todo, pasando así la noche despierto. 

Todo el asunto lo tenía con migraña, mientras que su desvelada lo dejo con irritación de una noche de insomnio.

--No quedé mirando el plato de comida como si este fuera a asesinarlo.-- Bromeo la mano derecha de la representación.

El embarazo de USADonde viven las historias. Descúbrelo ahora