Todo fue imprevisto, nada que USA pudiera controlar. Estaba embarazado y eso les agarro de sorpresa no solo a él; sino a todos los que le rodeaban.
Ahora no solo él, sino todos los que lo acompañaran en su estado de creación, se verán involucrados...
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Mes 3:
América estaba en pánico este ultimo mes. Se había filtrado su estado a los países y eso le tenia preocupado.
Había estado recibiendo, este ultimo mes; cartas y regalos en apoyo a su estado de embarazo.
--¿Esta seguro de que quiere ir usted mismo a la reunión?-- Pregunto Washington.-- Yo puedo ir a suplantarlo si así mi señor desea.-- Decir que estaba preocupado era poco. El pobre estado tenia el corazón de la mano.
--ONU me cito a mi.-- Respondió. --Ya no hay nada más que ocultar. Todo lo que se tenia que ocultar fue ya revelado.-- Termino por decir, viendo con compasión a su pequeño que no podía con el estrés de volver.
No iba a negar que su nerviosismo le ganaba a su porte serio que debía llevar. Todos lo sabían... Y no sabía la reacción que iban a tomar sus contrapartes lejanos.
Su estado daba cierta ilusión de debilidad y eso no se podía desmentir, porque estaba en blanco fácil ante cualquier atentado y eso le tenía asustado a él, sus estados, sus agencias, sus políticos y las organizaciones en su cuidado.
Ante posibilidad de riesgo, y la fatiga últimamente presentada. ONU y sus agencias se aliaron para ponerle seguridad; eligiendo meticulosamente el personal. Teniendo a una cantidad exuberante de agentes fuera de su ostentosa mansión.
--Ya es hora de ir.-- Anunció Washington, posicionándose al costado de su señor, listos para iniciar su camino.
Por ultima vez, Estados Unidos de América miro su barriga que apenas sobresalía, sonrió orgulloso y la acaricio aquella sobresaliente barriga.
Ante la mirada de Washington fue lo más hermoso que alguna vez vio, y con el corazón enternecido lo retrato en una foto de su teléfono; para tenerlo para siempre.
--Vamos.-- Ordenó sonrientemente, iniciando su caminata a las afueras de vivienda.
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Ya habían llegado a su destino. Estaba parado frente las puertas de la grandes instalaciones de su pequeña creación. Dudaba si entrar o escapar, dejando a la organización a su suerte de lo que sea que esté planeara.