Fingir

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Llegó la hora de fingir, al despertarme lo primero que hice fue ir a prepararme el desayuno, después me fui a bañar, para luego comenzar a maquillarme y a alisarme el cabello, luego me puse el vestido, los tacones, una pulsera de oro y un reloj, u...

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Llegó la hora de fingir, al despertarme lo primero que hice fue ir a prepararme el desayuno, después me fui a bañar, para luego comenzar a maquillarme y a alisarme el cabello, luego me puse el vestido, los tacones, una pulsera de oro y un reloj, un collar que tiene mi nombre y unos aretes y por último tome un bolso que combinara con el vestido.

Después de unos minutos se escucha que tocan el timbre

— ¡Ya voy!

Abro la puerta y veo a Nain con un traje de color azul marino y que les puedo decir se ve bien

— primera vez que te veo con vestido y ya quiero verte todos los días así — Al verme topamos miradas y de nuevo vuelve a pasar, ese brillo, me acerco, mientras el pasa su mano por mi mejilla, algo me está atrayendo, rozamos nuestros labios, hasta que algo nos saca de nuestro trance —

— idiota — digo dejándolo pasar y alejándome de él, sé que también lo sintió, esa atracción — Espérame en el sillón necesito ir cerrar la puerta de atrás

— ok —Dice medio aturdido después de lo sucedido —

Voy a cerrar la puerta de atrás y después me dirijo a cerrar las ventanas asegurándolas, me asomo a ver a Nain asegurándome de que no me esté viendo- no lo está haciendo- me dirijo hacia la pared que esta debajo de las escaleras y pongo mi mano, aparece una pantalla, pongo la clave y se vuelve a esconder, salgo para luego volver.

— Ya cerré todo, nos podemos ir — camino hacia la puerta —

— ok ¿Estas lista?

— ¿Lista para fingir? Siempre

Íbamos en camino a la casa de los abuelos de Nain, cuando siento algo en mi muslo, al dirigir mi mirada hacia ahí, veo la mano de Nain.

— rápidamente quito su mano — vuelve a tocarme y lo último que veras serán mis puños en tu cara — lo miro molesta —

— ya entendí, tranquilízate princesa, solo era una broma para ver como reaccionabas — ríe, mirándome con una mirada coqueta —

Durante el camino, después de aquella escena, nos quedamos en silencio hasta llegar a un vecindario en donde todas las casas eran muy grandes, estaban separadas por arbustos y muy alejadas de la ciudad.

— No me digas, eres un niño rico y a mí me molestabas diciéndome princesa — rio — yo creo que el apodo princeso te queda muy bien — el, al escucharme rueda los ojos y se detiene en una gran reja negra, en donde pone su dedo índice en un tablero y esta se abre — ese es un tablero de seguridad es muy actualizado, además de ser muy caro —digo asombrada —

— ¿Cómo sabes eso? — dice bajándose del auto para luego rodearlo y abrirme la puerta —

— Que caballeroso —rio y el rueda los ojos — sobre tu pregunta, me gusta mucho todo lo que es la robótica y cosas así, yo creo que el apodo cerebrito me queda mucho mejor

Calipso (Mentiras#1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora