𝟎𝟓

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— 𝐒𝐎𝐁𝐑𝐄 𝐋𝐀𝐒 𝐒𝐎𝐌𝐁𝐑𝐀𝐒

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— 𝐒𝐎𝐁𝐑𝐄 𝐋𝐀𝐒 𝐒𝐎𝐌𝐁𝐑𝐀𝐒



               𝔗odo lo sucedido durante esa noche se siente igual que un evento de extrema incertidumbre que provee a la ciudad ya alterada mucha más angustia de la que podrían llegar a soportar sobre los hombros. Pero..., lo cierto es que el entramado debajo de la fina membrana poblacional donde se esconde la defensa y los altos mandos es mucho más sensible a cualquier tipo de cambio en el medio. Sobre todo, si el intercambio de la paz en contra de la voluntad de los humanos ofrece a este mundo un caos más incierto. 

Observo el retrato y guardo el teléfono de mala gana en el bolso. La televisión emite un ruido horrendo. «Es el nombre clave que la División de Defensa le ha puesto al octavo ejemplar. El N°8 está desaparecido desde el incidente, y la división sigue en estado de alerta. Muchos ciudadanos han expresado lo inseguros que se sienten debido a los rumores que estuvieron circulando. Les pedimos que...».

Esto se salió completamente de control, pienso. Hibino se volvió el primer kaiju al que la División de Defensa no aniquiló, incluso contando con miembros prodigios cuyas fuerzas parecían ser sólidas ante la vista de todos. Ahora es una figura popular ansiada por quienes nunca podríamos decir que son los malos del cuento, pues nosotros de algún modo apuntamos hacia allá, justo a la muralla donde se asientan los altos mandos.

—Ichikawa, les llegó esto a ti y a Kafka —Aoyama eleva un sobre en su mano y sé qué tipo de documentos contiene dentro. He recibido el mío durante el primer turno y no he tenido ánimos de abrirlo, pues me sorprendió encontrarme a mí misma reviviendo lo sucedido y buscando la manera de sacar a un compañero molesto de, probablemente, el aprieto más gordo en el que un "humano" podría estar implicado—. Está aquí desde la mañana. Tuvo mucho trabajo. Ve y llévaselo.

—Sí, señor.

—¿Eh? ¿Ya estamos en las fechas de admisión? Hace tiempo, Kafka aplicaba cada año para entrar a la División. Lo intentaba como si fuese algo obligatorio —dice un colega del trabajo—. Puedo decirte que lo bueno era acompañarlo a desahogarse bebiendo alcohol. Los tipos como él lloran por cualquier cosa, pero no lo culpo. Reprobar tantas veces debería ser suficiente para querer meter la cabeza en un tarro de alcohol.

Dudo que esté hablándole a alguien en específico. Luego agrega:

—¿Ichikawa? ¿Cómo te fue, chico?

Aoyama le entrega el sobre y la punta del papel sellado se raja al jalarlo de un costado. La tira restante es hecha bollo y, pronto, metida en el bolsillo de su pantalón. Ichikawa mueve su cuerpo prácticamente a ciegas, pues sus ojos están demasiado concentrados en buscar sus resultados individuales en la primera parte del examen de admisión.

𝐀𝐋𝐋𝐈𝐆𝐀𝐓𝐎𝐑 𝐁𝐋𝐎𝐎𝐃 | 𝐬𝐨𝐬𝐡𝐢𝐫𝐨 𝐡𝐨𝐬𝐡𝐢𝐧𝐚Donde viven las historias. Descúbrelo ahora