Capítulo 2: Encuentros Inesperados

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Habían pasado semanas desde los sucesos del "Demonio del bosque", pero Jackson, el demonio en cuestión, aún no había terminado con sus planes. Después de sembrar miedo y confusión en los alrededores, su mirada ahora se centraba en el pequeño y tranquilo pueblo de Emiriates.

Durante días había estado planeando su llegada, imaginando cómo desataría un caos absoluto. Imaginaba las noches de terror, los gritos desesperados y la confusión reinante que iba a disfrutar. Finalmente, el día había llegado, y él estaba listo para desatar su maldad.

-Este pueblo no sabe lo que se les viene encima -murmuraba para sí mismo, caminando por el sendero que conducía a Emiriates-. Están a punto de conocer el verdadero significado del terror.

Avanzaba con paso decidido por el sendero que conducía al pueblo, su presencia oscura y siniestra parecía impregnar el aire a su alrededor.

La sonrisa en su rostro se amplió mientras sus pensamientos se oscurecían aún más. Sin embargo, su avance se detuvo bruscamente cuando chocó de frente con alguien, haciéndolo tambalear.

-¡Oh! Lo siento mucho -dijo una voz femenina, mientras recuperaba el equilibrio-. No te vi venir. ¿Estás bien?

Jackson alzó la vista y se encontró con los ojos brillantes y curiosos de Alice, una joven de belleza deslumbrante, que lo miraba con una mezcla de sorpresa y simpatía.

-Yo... estoy bien -respondió Jackson, tratando de recuperar su compostura-. Deberías tener más cuidado por dónde caminas.

-Tienes razón -asintió Alice, sin perder la sonrisa-. Pero parece que tú también estabas distraído. ¿Eres nuevo en el pueblo? No te había visto antes.

Jackson titubeó, sorprendido por la naturalidad con la que ella le hablaba. Sus oscuros pensamientos se desvanecieron momentáneamente mientras intentaba entender la situación.

-Sí, soy nuevo por aquí -dijo finalmente, sin saber muy bien por qué le estaba respondiendo-. Solo estaba explorando.

-Te doy un consejo, debes tener un poco de cuidado por esos lados, suele ser algo... Peligroso - dijo en susurro

-Pero fuera de todo eso, bienvenido -dijo, extendiendo su mano-. Yo soy Alice.

Jackson miró la mano extendida, dudando por un instante antes de estrecharla.

-Jackson -respondió, estrechando su mano. Pero al instante, sintió una punzada de dolor recorrer su brazo. Fue un dolor agudo y sorprendente, como si su piel ardiera al contacto con la de Alice. Su semblante se endureció, aunque intentó ocultar la incomodidad.

Alice no pareció notar nada inusual y continuó hablando con naturalidad, pero Jackson apenas escuchaba. Su mente estaba enfocada en el inesperado dolor que aún palpitaba en su mano.

-Un placer conocerte, Jackson -dijo Alice-. Si necesitas ayuda con algo, solo pregunta. Me encantaría mostrarte el pueblo.

Jackson asintió, todavía desconcertado por lo que acababa de experimentar. Mientras seguía a Alice, sus pensamientos eran un torbellino. "¿Por qué sentí dolor al tocarla?" se preguntaba.

Por primera vez en semanas, una duda genuina nubló su mente. Los planes que había formulado con tanta precisión parecían menos seguros. Se quedó pensativo, observando a Alice mientras caminaban, tratando de descifrar qué era lo que la hacía tan diferente, y por qué su mera presencia lograba desafiar su naturaleza demoníaca.

[...]

-Entonces, Jackson, ¿qué te trae a Emiriates? -preguntó Alice, rompiendo el silencio mientras llegaban al pueblo

NOCHE DE LUNA ROJADonde viven las historias. Descúbrelo ahora