𝘏𝘢𝘷𝘦𝘯'𝘵 𝘠𝘰𝘶 𝘌𝘷𝘦𝘳 𝘉𝘦𝘦𝘯 𝘐𝘯 𝘓𝘰𝘷𝘦 𝘉𝘦𝘧𝘰𝘳𝘦?

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Era más de medianoche, y la gente celebraba la llegada del año 2000. Las luces de los fuegos artificiales, que podíamos ver desde la ventana de la habitación, se reflejaban en los grandes y hermosos ojos de Jungkook.


Su presencia se sentía como el alivio que viene cuando el dolor al fin se detiene, una mezcla de sentimientos cansados y nostálgicos. Suspiré, mi aliento acariciando el cabello del chico al que sentía acurrucado en mis brazos. Mis nudillos pasándose por la piel desnuda de su espalda, disfrutando de la textura suave y familiar.

—Tae, tengo una pregunta.

—Dime, mi vida.

—¿Cómo sabías que la mordida calmaría a mi lobo?


Lo noté rascar su nuca, y yo mismo dirigí mi mano a la zona del cuello donde había se veía una herida que habíamos curado antes de volver a acostarnos juntos a ver los fuegos artificiales. Esperaba esa pregunta y también su preocupación, así que volví a dejar caricias por su espalda.

—Aunque a veces pareciera que somos nosotros contra el mundo, hay otras parejas alfa con alfa. He investigado y supe por otras parejas, que podían hacerse marcas temporales mientras tu lobo se acostumbra al mío. Así le hago saber a él que puede sentirse seguro conmigo, que yo estoy aquí para protegerte y amarte.


Sentí a Jungkook temblar en mis brazos y su aroma volver a tornarse amargo. Cambié mis caricias a su cabello y dejaba besos en sus mejillas, queriendo recordarle que estaba aquí, conmigo. Que si quería, no tenía que ser solo cosa de una noche, sino de toda la vida.

—¿Recuerdas cuando decoramos este lugar juntos? Tu fuiste quien insistió en colgar luces arriba de la cabecera de la cama—dije en un susurro, pretendiendo distraerlo con recuerdos agradables.


No le podía ver el rostro, pero por el tono alegre de su voz, supe que había sonreído.

—Claro que lo recuerdo. Pasamos horas quitando el polvo y organizando todo. Yo me subí a una escalera para colgar las luces, y tú me pasabas las bombillas. Todo lo hicimos mientras escuchábamos en la grabadora a Kim Bum Soo cantar I miss you. Repetimos y cantamos esa canción hasta que terminamos haciendo una interpretación ridícula en la que terminaste llorando.

—¿Qué? ¿Ridícula? Y si, lloré. Me metí mucho en el papel. No podía ni imaginar lo que sería tenerte lejos. Además, no te hagas el duro, que también lloraste.


Piqué sus costillas, sacándole un grito agudo seguido de una carcajada. Amaba escucharlo reír.

—Esa noche —volvió a hablar abandonando mis brazos al incorporarse lo suficiente para mirarme a la cara, dejando un beso en mi nariz y acariciando mi barbilla —. Después de terminar de decorar, nos acostamos aquí y vimos una película.

𝘍𝘳𝘪𝘦(𝓮𝓷𝓭)𝘴. TaekookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora