Capítulo 1

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Adara
Cinco años atrás


Desperté en un lugar extraño, no sabía en donde estaba el dolor de cabeza, hace que se me dificulte abrir los ojos, el sol matutino entra a través de la ventana del lugar, como puedo, me levanto a mirar en donde estoy, <no reconozco el lugar>, El aire huele a madera vieja y humedad. Las paredes están llenas de mapas y fotografías puestas al azar; hay fotografías del Schattenfürst con hombres de la mafia italiana y rusa, fotografías de todo el Der Goldene Kreis, mapas de las rutas santa mierda, esto no es un refugio es una trampa. A lo lejos capto a dos personas hablando, rápidamente tomo todas las fotografías y mapas que puedo, y me acerco a escuchar.

—Estás seguro que es ella —habla una chica —esto es un gran riesgo —habla en un tono nervioso —

—Sí, lo estoy —esta vez habla un chico—si no lo fuera no la estuvieran persiguiendo hombres de la mafia estadounidense, es nuestra oportunidad, si la entregamos al FBI nos darían mucho dinero —se alejan y no logro escuchar nada más—

Oh Dios, si me quedo aquí me venderán, pondría en riesgo a mi familia, los negocios de mi padre, el legado alemán estaría en peligro por mi, sería la decepción de mi padre  mierda no puedo quedarme aquí. Empiezo a revisar el lugar y la única salida que hallo es la ventana, <está muy alto>. Retrocedo para obtener un poco de impulso y, sin pensarlo, salto <Auch> caigo encima de un arbusto, me levanto pero chillo de dolor al apoyar mi pierna derecha, vamos vamos intento darme ánimos, empiezo a correr huyendo del lugar, no se donde estoy a mi alrededor solo hay vegetación, no se que hacer o hacia donde debería ir, me detengo y cierro los ojos escuchando el sonido del viento, concentrándome en el sonido de los animales cercanos. Logro escuchar autos a lo lejos así que sigo la dirección del sonido, al paso que avanzo escucho pasos no muy lejos de mí, intento saltar el pequeño barranco pero se me vienen encima<una mujer> intenta dejarme inmóvil, pero soy hija de un mafioso debo saber defenderme, sin que menos lo piense volteo nuestros cuerpos y le propino un puño en el abdomen seguido de un codazo, ella es rápida, me golpea con una roca que no se de dónde la saco, intento recuperarme dándole una serie de puños, seguido de una llave en donde por poco y le desgarro el brazo, pero es mas fuerte que yo, y me da una patada que me deja sin aire, seguido de un fuerte puño a mí mandíbula intenta lanzar un puño a mí nariz pero soy rápida y ella sigue derecho golpeándose con un árbol, aprovecho y barro sus pies con mis piernas logrando que caiga al suelo, intenta irse contra mi pero, saco un cuchillo que estaba a un costado de mi sostén y entierro este en su cien lo saco y lo clavo en su yugular, quedo estática al ver lo que he hecho <<mierda>> suelto el cuchillo mientras mis manos se posan en mi cara horrorizada por el crimen que acabo de cometer. El recuerdo del cuerpo muerto de mi madre viene a mi mente. Mis manos empiezan a temblar sin control. Aún siento el peso del cuchillo en mis dedos aunque lo solté hace unos pocos segundos. El olor metálico de la sangre inunda el aire, mi estómago se empieza a revolver, y empiezo a sentir ganas de vomitar.

—No, no —sollozo— yo no —miro mis manos y lo que acabo de hacer

—¡Señorita Adara! —me llaman a lo lejos pero no reconozco la voz, estoy en pánico— ¡Señorita! —la voz ahora es más cercana, hasta frente a mis ojos está Ernesto preocupado

—Yo no—niego mientras las lágrimas hacen un amargo recorrido desde mis ojos hasta mi mentón— yo no quise, yo no—Tranquila —me dice Ernesto— yo me encargaré de esto

—Acabo de matar a alguien —sollozo más fuerte mientras todo el cuerpo me tiembla preso del miedo a causa de lo que acabé de hacer para salvar mi vida.

—Señorita, yo me encargaré, tranquila

Las lágrimas se apoderan de mi, no cesan, la imagen de la mujer se repite una y otra vez. Mientras Ernesto limpia mi desastre estoy llorando como niña pequeña.

Cinco años después, esa niña ya no existía. Frente al espejo mi reflejo muestra algo muy diferente a esa niña aterrorizada, ahora estoy lista para enfrentar el mundo que mi padre construyó para mí y que debo mantener invicto.
Rusia me había endurecido, pero, Alemania era mi hogar

—Señorita, todo está listo —avisa la empleada retirándose —

Termino de arreglar mi cabello, y me detengo a ver mi reflejo en el espejo, estos cinco años en Rusia me han dado un porte maduro, al principio me negaba a aceptar el castigo impuesto por mi padre.

Amor En Medio De TraiciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora