Daniela
Habían comenzado las clases, pero la verdad no me sentía nada bien. Lo que había pasado ayer era demasiado; podía escuchar los comentarios de las demás chicas y chicos de mi clase, y cada vez me dolía más el estómago. Me sentía peor, como una mierda, y sentía asco por mí misma. Y más porque ese infeliz llamado Cristian Garay, ese maldito hijo de puta, me tenía con ganas de llorar. Sentía cómo todo mi mundo se venía abajo, cómo todos me observaban, criticaban y juzgaban. Sentía opresión en mi pecho, y mi estómago me dolía cada vez más.
—¿Oye, estás bien, Daniela? —dijo una chica con lentes, complexión atlética, piel morena y cabello castaño oscuro, largo y rizado. Era una mujer guapa que practicaba baloncesto y medía 1.71, bastante alta para ser mujer, ya que en el colegio la estatura promedio era de 1.65. Tardé un poco en comprender lo que estaba pasando, pero decidí responder más por costumbre que por otra cosa.
—Sí, Mari, todo está bien. —No estaba bien, pero no quería preocuparla. Ella tenía suficientes problemas con los estudios y el maldito de Rodríguez como para meterla en mis problemas.
—¿Segura? —preguntó un chico de tez blanca, con cabello rubio en librito y un lunar debajo del ojo. Era un joven bastante apuesto, si podía decirlo, aunque era muy bajito, como de 1.65, pero eso nunca le quitó seguridad en sí mismo.
Solo pude asentir.
—Mike tiene razón, estás bastante pálida y eso no me gusta nada —me dijo Maribel, entre amigos "Mari". Ella era algo torpe, pero siempre había estado para mí, y yo para ella. Junto con Deen, eran mis mejores amigos, y entendía por qué se preocupaban. Lo entendía en sus miradas; ellos lo habían escuchado, pero no tenían la valentía de preguntarme.
—Sí, ¿por qué no lo estaría? —respondí con una sonrisa que, a decir verdad, me costaba mostrar, y creo que se podía apreciar en mi expresión. La forma en que me miraban Mike y Mari decía algo, pero la verdad no quería tener esta conversación ahora. Tenía suficiente con las idiotas de Laura Villamil y Estiven Guerrero, que no hacían nada para disimular que estaban hablando de mí. Eran irritantes.
—Sabes que nos preocupamos por ti, y además te ves terriblemente mal —Mike me lo dijo con evidente preocupación en su voz, pero solo me limité a reír amargamente en voz baja.
Lo miré y solo dije lo que me salió del corazón sin antes consultarlo con la cabeza.
—No necesito que te preocupes por mí ahora. Debiste haberlo hecho antes de que él me hiciera lo que me hizo —no podía más, quería llorar, desahogarme, y aunque Mike no se lo merecía, no pude más y simplemente la cargué contra él.
Mike solo pudo mirar hacia abajo y dijo casi susurrando—Pero escuché que fue algo voluntario —dijo aquel idiota con vergüenza y miedo por la respuesta que vendría. Lo veía en su semblante, pero esa afirmación me hizo enfurecer.
Entonces lo miré, intenté reunir todo el odio de mi corazón hacia esa persona y se lo dirigí a Mike, y simplemente le grité:
—¡Eres un estúpido, Mike Infante! Un verdadero imbécil. —Y simplemente salí del salón. Aunque podía escuchar los gritos de mi profesora ordenándome volver y de Mike diciendo que lo esperara, no me importó y salí de la clase con furia, rabia, enojo y resentimiento. Pero, sobre todo, con la vida hecha pedazos por un imbécil llamado Cristian, quien era la razón de todos mis dolores y mi enojo.
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Entre luces y sombras
Ficção Adolescente[Borrador] -Oye Deen estás seguro de esto??- Ella me miró con evidente preocupación pero la decisión ya estaba tomada y no había vuelta atrás -Si, estoy completamente seguro, yo cometí el error y me deje llevar, por eso tengo que afrontar la respons...