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Mientras tanto en una rutina nocturna: Un lindo sueño y palabras pérdidas.
— Por favor Luffy, deja de enloquecer a Kaito y vamos a dormir.
La paternidad es complicada, nadie te enseña a ser padre, menos si parece que crías tanto a tu hijo como a tu marido.
La prudencia no suele ser un carácter del Monkey mayor, adora jugar con su niño y diceversa. Los dos parecen tener la misma edad mental, piensa Sanji.
— ¿Por qué? ¡Nos estámos divirtiendo mucho amor!
— ¡Si mami, me divierto!
Anunciaron sin dejar de saltar en la cama, sabe ser la misma historia siempre de un panorama donde pinta la tranquilidad y se mancha con la adrenalina de ambos.
Lo tensa siempre al rubio que se frustra con cada noche renegando con dos "niños".
— ¡Pero hay que dormir! ¡Son las 11 y yo mañana tengo que levantarme temprano!
— Ay Sanji, puedes dormir todo lo que quieras, mañana podríamos dormir todos hasta las 12.
— No es tan fácil.
— ¿Por qué mamá?
— Por qué, ¿quién hará el desayuno para todos? ¿Quién hará tu chocolatada con galletas de frutilla?
— ¡Buenas noches!
— ¿¡EH!? ¡Kaito!
Finalmente con su justificación fresca y siempre combinsente masco una manipulación convincente para el mayor.
La pequeña familia se recosto en la misma cama, en jóven tenía muchas pesadillas esos días, por ende afano la privasia nocturna de sus padres.
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— ¿Y ese supuesto Enel era muy poderoso?
— ¡Por supuesto que lo era! Pero tu padre aquí lo venció sin problemas✨.
— Ahem💢.
El insomnio reinaba la habitación, y gobernaba con fiereza entre ambos azabaches, un fastidio para su madre.
La falta de sueño sus mentes les impusieron la tarea de buscar de que hablar, ¿algo mejor que las primeras hazañas heroícas de su padre? Lo peor es que Sanji no podía hacer nada, Kaito se acostaba en medio.
— Oh claro. Y tu madre estuvo maravilloso también💗-
— Silencio💢.
— ¡Pero Sanji! ¿Qué hacemos si no podemos dormir?
— ¿Por qué no cuentan ovejas? O no sé, pero duerman.
— Mamá.
— 💢, ¿qué?💢.
— Tengo hambre...
— Yo también amor.
— Tks, 💢. ¡NO PUE...
Quedó con las palabras en la boca, sus ojos fueron penetrados por el respaldor de su ternura: ojos de perrito, puchero de bebé en cada par de labios y un abrazito de su niño.
— ...
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Para hacer el cuento corto, sus noches se limitan a más, y cuando digo más, son cosas diez veces peores: berrinches, llantos, enojos, accidentes, cintasos- de todo.
Pero esa noche entró en la categoría de no tan mala pero agotadora.
Levantarse y cominar algo para ese par lo agota, pero por ver sus caras tiernas de júbilo lo valían totalmente.
