Cásate con mi esposo

Capítulo 2

~Una cena con idiotas....¿hice una amiga?~

~•♥︎•~

— Me preguntó que es lo que le sucede el día de hoy ¿Será que Mari se ha enfermado? ¡Sería una pésima media naranja de ser así y no haberme dado cuenta! — dijo al aire Lila con preocupación y mirando a Adrien — Lo mejor habría sido ir a su casa a verla.

— No te preocupes, Lila — le resto importancia el rubio— es probable que simplemente este molesta y sobractuando la situación.

— Ella no es así — suspiró la morena— Sí algo la molestara, sería la primera en saberlo.

"¿Qué carajos le sucede a esa idiota?" Pensó para sí misma

— Lila, eres demasiado amable — sonrió con compasión Adrien, intentando hacer un cumplido a la linda mujer frente a él – Marinette no te merece, es demasiado desconsiderada con un amiga como tú.

Ella sonrió de forma tímida y negando con la cabeza.

— No es así, Marinette llegó es todo para mí, creo que jamás he conocido a alguien tan linda y servicial como ella— declaró con dulce firmeza y alargo la mano para tomar la del hombre frente a ella— No tienes la idea de la suerte que tienes al tener la en tu vida y ella también tiene mucha suerte de tenerte, deberían existir más hombres como tu, Adrien, magníficos y encantadores.

" Realmente tienes a una ingenua estúpida entre tus manos, ¿por qué la prefieres a ella?"

El de ojos verdes sonrió con superioridad.

Sí, Marinette realmente tenía suerte de tenerlo, ella no era la gran cosa, no tenía las curvas de la morena, ni sus ojos color oliva, ni sus largos caballos castaños o sus largas pestañas, ni siquiera podía compararse con la bella Lila, que era una rosa en pleno esplendor.

Marinette había sido una apuesta, a cambio de 500 euros y una botella del mejor vino que podía existir, Adrien tenía que convertirla en su novia por un año.

Sin embargo, conquistarla había sido difícil, ella no creía en sus palabras como todas la mujeres, claro, eso fue al principio, después se encontró con una niña hambrienta de amor, llena de servicio y abnegada por su persona.

¿Qué más podía pedir que una mujer sumisa y maravillada por él? Que hacía su trabajo por él y cumplía sus caprichos.

Pero era aburrida

Y en cambio Lila....

— Me halagas, pero Marinette tiene muchos defectos — habló inclinándose más en su dirección — ella no es como tú....

— No, no lo soy — interrumpió una voz con seriedad y Adrien se tenso mientras que la chica apartaba su mano de las de él— Me preguntó si sería posible que un día llegara a ser como Lila.

Marinette se encontraba de pie a sus espaldas, llevaba el cabello suelto y sus ojos brillaban detrás de sus gruesos marcos.

—A-amor/ ¡Marinette!— hablaron los dos al mismo tiempo.

La pelinegra había esperado encontrarlos en una situación similar, considerando las veces que había ignorado sus comportamientos similares, pero de igual forma, le molestaba lo descarados que habían sido desde el principio.

Lila abandono su lugar junto a Adrien y se lanzó a abrazarla tratando de distraerla con su falso amor y preocupación.

—¡Oh, cher ami ! He estado tan preocupada, ambos lo estamos en realidad ¿Qué ha ocurrido contigo? ¿Por qué no nos habías dicho que te encontrabas mal? Es más ¿por qué te quedaste hasta tarde trabajando? ¡Debiste de volver a casa anoche! El Sr. Wayne no hace más que explotarte— su voz era tan aguda, tan insoportable que le perforaba la cabeza, pero sonrió con amabilidad y le permitió guiarla a un asiento a su lado.