Cassie Sandsmark, una amazona es bienvenida con los Jóvenes Titanes sin saber que estar ahí cambiaría su perspectiva sobre el mundo de los hombres.
•Ambientada en las películas animadas de DC.
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—¡Somos héroes!
Gritó Garfield volviéndose en un león, Rachel reía ligeramente y Jaime comía unas palomitas de mantequilla, yo estaba a un lado de Jaime comiendo palomitas de su bote también hasta que me dio un manotazo para que dejara de comerlas.
—Grosero.– le saque la lengua infantilmente.
—A que no puedes derrotar a esos quince hologramas.– me reto Gar de nuevo.
Hace un mes y medio de mi llegada con los Titanes fuí diagnóstica por Gar como amenaza, el rey de los animales no creía que fuera tan buena con la espada y el combate cuerpo a cuerpo, me puso a prueba con una gran cantidad de hologramas atacando a la vez para cuestionar mi destreza y mis habilidades, ya le había dicho que había sido entrenada por Artemis en la isla de las amazonas y que mi fuerza era similar a la de Wonder Woman, él decía que no había nadie como ella y es cierto pero yo soy una mini versión de ella, sin contar a Donna claro, porque de ser así, sería la versión de la versión.
—Gar, deja de retar a Cassie.– llegó Kori.—¿Cómo amanecieron, chicos?
Kori siempre llegaba al área de entrenamiento con esa pregunta, era como una mamá para todos aquí, o solo cumplía con su rol de líder.
—Bien.– contestó Rachel con una sonrisa.
—Igual.– dijo Jaime metiendo más palomitas en su boca.
—Deja de comer eso.– le susurré distrayendolo y robando unas cuantas.— También amanecí bien.– contesté.
—¿Por qué comen palomitas tan temprano y sin haber desayuno antes?– cuestionó Kori.
Jaime y yo nos miramos serios, preguntándonos telemáticamente el por qué de la nada él opto por comer palomitas y yo robarle algunas tan temprano.
—Fue Jaime, él las trajo.– lo acuse señalandolo.
—Hey.– se quejó con palomitas en su boca.
—Solo quiero decir que hoy es un día muy lindo, deberíamos salir a dar un paseo.– nos sonrió a los cuatro.
—¡Oh, sí nena!– Gar se volvió en un ave y voló sobre nuestras cabezas emocionado.
—Solo no defeques, por favor.– pidió Jaime.
—Iugh.– dije arrugando la nariz.
—Es una buena idea.– le contesto Rachel a Kori.
—Vayan a cambiarse entonces.
Nos regaló una sonrisa y todos salimos, Jaime y Gar hablando entre ellos, Rachel y yo compartíamos las pocas palomitas que dejó Jaime.
—¿Has dormido bien estos últimos días, Cassie?– preguntó la pelimorado.— Escuché ruidos en tu habitación a mitad de la noche.
