13. ¿Él o yo?

89 33 28
                                    

Hoy era viernes, sí desde aquella junta con mis amigos donde me enfrenté a Nick ya pasó una semana, o más bien mañana se cumple una.

Durante la semana no hubo gran novedad, aprendí a cocinar galletas de avena y pie de limón. También tenemos que hacer una maqueta de un bioma natural para arte y como Joshua y Cam han elegido a música por artes adivinen con quien decidí hacer el trabajo.

—¡Carlos, basta! —chillé —te comportas como un niño ¡Me vas a salpicar! —dije con una mezcla de enojo y diversión.

Había estado lloviendo desde ayer por lo que habían grandes charcos en las veredas, que a Carlos se le había ocurrido saltar sobre ellos y como iba con él y yo no tenía paraguas no podía alejarme mucho de él.

Íbamos camino a mi casa, ahí decidimos reunirnos para continuar con la maqueta, porque dos horas semanales no son las suficientes para terminar un trabajo y se vea decente. Decidí ofrecer yo mi casa, ya que ahí nunca hay nadie y podíamos trabajar tranquilos, y él dijo que tenía dos primos molestos que jodían mucho.

—Que aburrida, Sarah —comentó —tienes que disfrutar tu juventud.

Tarde un poco en contestar estaba concentrada en abrir el puto candado que siempre se atascaba en invierno.

—Créeme que prefiero difrutar mi juventud en la playa con el cálido sol que muriéndome de frío, mientras tu me mojas la ropa —contesté aún concentrada en el candado.

Cuando por fin logré abrir el portón sonreí en dirección de Carlos para que viera mi logró, pero él me observaba ofendido, pensé que había sido por la última parte de mi comentario, lo miré con cara de "¿Qué?"

—No puedo creer que seas veranista —soltó.

¿Qué tiene la gente con el verano? No entiendo por qué es tan odiado, si el verano es sofocante es por culpa del ser humano, pero el invierno ha sido así siempre. ¿Acaso no piensan en los animalitos de la calle?

El chico Animal Planet no era tan así después de todo.

—Lo prefiero —respondí —¿No piensas entrar? —pregunté.

Carlos aún me observaba ofendido desde afuera.

—No pienso entrar a casa de una veranista —se cruzó de brazos.

Solo digo una cosa; yo no me voy a morir de hipotermia porque el no quiera entrar.

—Pues no lo hagas —dije indiferente
—quedate ahí, con tu hermoso invierno y muere con él, de todas maneras aquí el calor te esperará.

Entré riéndome a el living de mi casa, este nuevo Carlos era más inmsduro de lo que creía, de todas maneras era agradable su compañía, me recosté en el sillón que daba hacia la ventana y cerré mis ojos un momento tenía frío y sueño, una combinación que no le deseo a nadie.

—Vine a decirte, que las bajas temperaturas también son culpa del ser humano y que los animales también sufren en el verano —comentó.

¡Pero que mier...! ¿Cómo supo que pensaba eso? Yo no se lo dije, Carlos ahora es brujo, no tengo pruebas, pero tampoco dudas.

—Es típico pensamiento de una veranista básica —fundamentó —no me mires así.

—Y tu no me leas el pensamiento.

Carlos rió y se sentó en el sillón a mi lado, nos quedamos ahí durante unos cinco minutos, sin mirarnos ni tener ni un contacto, pero sentía que hablábamos mentalmente.

Me levanté de un golpe, había que hacer a lo que venimos, la maqueta, Carlos me miró sin saber lo que quería hacer, pero yo me dirigí a la cocina donde teníamos nuestro trabajo. Él me siguió.

Llevábamos dos horas trabajando, y esto ya tomaba forma, nuestra idea era hacer la Antártida, por ello hacíamos tres millones de pingüinos y otros animales polares, no sé si ellos de verdad vivían allí yo solo confiaba en el chico Animal Planet.

Bueno, quizás no solo nos dedicamos a trabajar, también reímos y conversamos de todo, hasta que nos quedamos sin tema y a Carlos se lo ocurrió preguntarme si esto o lo otro.

—¿Yo o él? —preguntó.

Miré a Carlos sin entender a qué se refería, las preguntas habían sido divertidas, pero era obvio que esta teníaun contexto mucho más serio.

—Yo o Joshua —repitió.

¿Era enserio? No sé a qué venía esa pregunta, Joshua y Carlos eran personas que veía totalmente distintas —a pesar de su parecido físico— mi relación con uno era totalmente distinta a la que tenía con el otro. Carlos sabía más de mi, había vivido otro tipo de cosas con él, Joshua era el amigo bromista que siempre te subía el ánimo.

—No hay comparación, mi relación es distinta con ustedes —respondí.

Carlos quedó pensativo un poco.

—¿Él te gusta? —preguntó.

No era la primera persona que me lo preguntaba, Cam también lo había hecho, pero yo no siento nada por él es mi amigo y nuestra dinámica es así.

—¿Qué? Claro que no, es mi amigo —contesté sin verlo a la cara pero con mucha seguridad.

No veía a Carlos, pero sabía que me observaba, no sé de que manera, pero lo hacía.

—¿Y yo, te gusto? —preguntó.

De seguro algo le habían dicho o había escuchado, pero no sé qué fué.

No tenía respuesta para ello solo llevabamos unas semanas como amigos, no podía declarar un sentimiento en tan poco tiempo. Tal vez no debía responder con un sí o un no, solo debía decir lo que realmente pensaba.

Dejé lo que estaba haciendo y tomé su mano, suspiré y dije:

—Carlos, contigo viví cosas con las que no había vivido con nadie más—inicié —pero es muy precipitado saber si siento algo por ti, eres de esos hombres que ya no quedan en el mundo y por eso debo pensar bien si lo nuestro solo será un recuerdo lejano o en el futuro habrá una segunda parte, dame tiempo, por favor. —finalizé.

Él pareció entender, sabía que lo haría, no le dí un "no" ni un "sí" le dí un "necesito vivir contigo más".



Pícara InocenciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora