Prólogo.

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(...)

Debo admitir que desde hace muchas generaciones, mi mundo no ha hecho más que volverse extraño. En primer lugar, éramos una sociedad que apenas comenzaba a adentrarse en la era de la modernidad en el siglo XX, con nuestras propias costumbres y numerosos conflictos históricos entre nosotros. Sin embargo, todo cambió después del Gran Milagro Chino de Quig Quig a mediados de siglo. Fue en ese evento donde nacieron los Quirks, prácticamente los poderes que cada ser humano posee desde su nacimiento.

Con el tiempo, surgió la sociedad de héroes, conformada en su mayoría por individuos con un Quirk. Esta es la realidad en la que nací, en la que crecí y probablemente en la que moriré. Es más que conocido que cada persona posee un Quirk único, prácticamente irrepetible, a pesar de las creencias de algunos. Esta situación ha llegado a un punto en el que a ningún individuo que se considere respetable en la sociedad le importa en absoluto. A pesar de lo anterior, incluso después de haber tenido la desdicha de nacer sin ningún Quirk y de ser despreciado por la sociedad, mi destino nunca deja de recordarme lo singular y extraño que puedo llegar a ser. Y es que guardo un secreto que he tenido desde que era tan solo un niño, y todo sucedió poco después de que me diagnosticaran como Quirkless.

Resulta que una noche, en la que finalmente dejé de sentirme miserable al perder recién mi amistad con mi mejor amiga Katsumi y asimilar el hecho de que había comenzado a tratarme con desprecio, tuve un sueño extraño en el que desperté en un bosqu...

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Resulta que una noche, en la que finalmente dejé de sentirme miserable al perder recién mi amistad con mi mejor amiga Katsumi y asimilar el hecho de que había comenzado a tratarme con desprecio, tuve un sueño extraño en el que desperté en un bosque rebosante de criaturas mágicas que jamás había conocido. En aquel instante, lo vivido parecía tan real que el miedo que experimenté cuando algunas de esas criaturas se abalanzaron para devorarme me hizo dudar en repetidas ocasiones si de algún modo había despertado en otro mundo. Al despertar al día siguiente, siendo tan solo un niño, no logré asimilarlo del todo, y al mismo tiempo ingenuamente creía que esa sería la última vez que soñaría con aquella cosa que parecía una pesadilla. Desafortunadamente, al dormir al día siguiente mi sueño había comenzado en el mismo árbol donde me había refugiado para ocultarme de una criatura de lo que parecería un gran oso pero con púas.

Al no recibir respuestas de mi madre, de mi padre ni de mi propio consejero escolar en la escuela elemental a la que asistía, me di cuenta de que la única manera en la que un niño como yo podía acceder a la información que necesitaba era a través de internet, de forma fácil y sin supervisión. Principalmente debido a la culpa que mis padres sentían por mi condición, y hasta el día de hoy me siento culpable por haberme aprovechado de eso. En fin, al navegar por internet y no encontrar respuestas, estaba por rendirme, pero afortunadamente encontré un artículo de una revista de psicología en una página de divulgación científica. Aunque apenas estaba comenzando a estudiar los Kanjis, había aprendido lo suficiente como para descubrir que Sigmund Freud afirmaba que los sueños son producto del inconsciente, algo así como el sistema digestivo de la mente, ya que la liberan de múltiples cargas. Lo que me llevaba a considerar que mi mente era la responsable de haber concebido este extraño mundo dentro de mis sueños.

Dreamwalker: La travesía del soñador [Izuku x harem]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora