El mundo de una joven estratega se ve patas para arriba en el momento que se le ofrece trabajar como jefa de estrategias del piloto de McLaren Oscar Piastri
Oscar reacio a tener que cambiar de estratega no le cae bien la noticia del reemplazo , per...
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Charlie llegó al hotel después de un largo día en el paddock. La adrenalina de la clasificación aún corría por sus venas, pero sabía que necesitaba descansar para el gran día de mañana. Entró en su habitación, cerrando la puerta detrás de ella con un suspiro de alivio.
Lo primero que hizo fue encender la ducha, dejando que el agua caliente aliviara sus músculos tensos. Mientras se bañaba, su mente seguía trabajando en la estrategia para la carrera de mañana. La clasificación había ido bien, pero la carrera sería un desafío completamente diferente. Tenía que asegurarse de que todo estuviera perfecto.
Después de bañarse, se puso un pijama cómodo y se preparó una cena ligera. Comió mientras revisaba sus notas y ajustaba los últimos detalles de la estrategia. Estaba concentrada, analizando cada curva del circuito de Silverstone, cada posible escenario, cada movimiento que podría hacer Max Verstappen o cualquier otro piloto.
Casi se le pasó el tiempo sin darse cuenta. La noche había caído completamente cuando finalmente decidió que era hora de acostarse. Justo cuando estaba apagando la luz, escuchó un suave golpe en la puerta. Extrañada, fue a abrir y encontró a Oscar, pálido y visiblemente cansado, parado en el umbral.
Oscar asintió débilmente. "Me siento mal, Charlie. Mi cabeza está pesada, me duele el cuerpo... Creo que tengo fiebre."
Charlie le tomó del brazo y lo guió dentro de su habitación. "Ven, siéntate aquí." Lo llevó hasta su cama y lo hizo recostarse. "Déjame ver qué puedo hacer."
Le puso una mano en la frente y sintió el calor. "Tienes fiebre. Deben ser los cambios de clima y la comida de tantos viajes. Quédate aquí, voy a buscar algunas cosas."
Charlie fue al baño y trajo un paño húmedo, un termómetro y un vaso de agua. Le tomó la temperatura y confirmó que tenía fiebre. "Está bien, Oscar. Solo es una pequeña gripe. Voy a bajarte la fiebre."
Humedeció el paño y lo colocó sobre la frente de Oscar. Luego le dio un par de pastillas para bajar la fiebre y lo arropó bien. Oscar la miraba con ojos pesados pero agradecidos.
"Gracias, Charlie. No quería preocupar a nadie, pero no sabía a quién más acudir," murmuró, cerrando los ojos.
Charlie sonrió suavemente, acariciándole el cabello. "No te preocupes. Estoy aquí para cuidarte."
Se quedó a su lado, observando cómo la respiración de Oscar se hacía más lenta y profunda mientras caía en un sueño profundo. Charlie apoyó sus brazos y su cabeza cerca de él, sin querer dejarlo solo. Sentía una mezcla de preocupación y ternura hacia su piloto. Sabía lo importante que era que él estuviera en plena forma para la carrera, pero también sabía que a veces, lo más importante era simplemente estar allí para alguien cuando más lo necesitaba.
