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—¡Jungkook, déjame ir! ¡Si te ven aquí, te dispararán! —Palideciendo por el miedo, intenté abrir su agarre, pero fue en vano, pues los brazos del tritón eran tan fornidos como barras de acero, fuertemente atados a mi alrededor hasta el punto en que no podía moverme.

La cola de pez debajo de mi cuerpo se apretó aún más, permitiendo que el objeto grueso, duro y en forma de arma se hincara más sobre mis nalgas.

—No te... dejaré ir... —Un gruñido profundo, pero bajo sonó en mi oído.

Sentí los colmillos de Jungkook arañando mi nuca y bajando hasta mi hombro, donde dio un gran mordisco de castigo. No pude evitar temblar por el miedo repentino, y mi voz soltó un gemido ahogado.

Su mordisco no fue para nada fuerte, no me rasgó la piel, pero sabía que había dejado una marca de mordida en mi cuerpo, una que no podrá desaparecer por un tiempo. Sin embargo, no me atreví a seguir forcejeando. El temperamento de Jungkook era muy voluble.

¡Quién sabe si irritara aún más a esta bestia,  podría darme un mordisco donde sus dientes me atravesaran directamente el cuello!

Al ver a Lafarre, Eva y los demás acercándose a nosotros con cada paso, mis nervios se tensaron al extremo. No quería que me vieran todo desaliñado en el abrazo de Jungkook, y aún más, no quería que usaran la fuerza pensando que Jungkook me estaba atacando.

Reprimí mi pánico e intenté calmar a Jungkook presionando suavemente mi mano en su garra palmeada.

—Oye, te juro que volveré a tu lado. ¡Sé dónde está tu guarida! Hay algunas cosas importantes que necesito terminar primero, pero tan pronto como termine, iré a la cueva de los sirenios a buscarte, ¿suena bien? ¡Es justo que te pague!

—¿Volverás, Seokjin?

La garra palmeada de Jungkook subió por mi pecho para acariciar mi mentón. Me presionó más cerca de su hombro mientras bajaba la cabeza para mirarme.

Ahora mismo, sus ojos brillaban con un inusual resplandor. Sus pupilas se redujeron hasta parecerse a un pequeño clavo pinchando mi burbuja de mentiras, y en una confusión, creí escuchar un tronido que me hizo sentir culpable.

Quise retractar esas palabras al instante, pues parecía que Jungkook quería aprovecharse de mi error y no permitirme dar marcha atrás sobre lo que dije.

—¿Volverás?

Esos delgadísimos labios afilados se partieron levemente para repetir una vez más aquella hechizaste palabra.

Contuve el aliento en tanto contemplaba directamente los ojos de Jungkook. Como un mal agüero, sentí que estaba firmando con una misteriosa criatura vieja un contrato de una apuesta que estaba destinado a perder.

Mi entorno se volvió silencioso, e incluso el aire se sintió sofocante y pesado.

Tampoco pude sentir el paso del tiempo, ya que todos mis recuerdos de Jungkook se estaban rebobinando rápidamente cual película de cine, hasta que se detuvieron en un paisaje de la superficie de un mar frío.

Escuché una voz familiar sonando en la lejanía, pero al alcance de mi mano.

"Niñito... ¿Volverás por mí?".

La voz se superpuso totalmente con la pregunta de Jungkook hace un momento.

Sí, todo estaba destinado a ser.

En aquel entonces, Jungkook ya me había preguntado esto; es solo que en ese entonces era un niño de seis años y no podía recordar nada.

Así como así, pasaron quince años y me había olvidado por completo de este asunto. Sin embargo, con su subconsciencia enterrada profundamente dentro de mí, otra vez me había atraído por el mismo camino, donde quedé atrapado en la red largamente preparada por esta criatura vieja e inteligente, como una polilla que vuela hacia una llama viva.

A love since timeWhere stories live. Discover now