—Como era de esperarse, aún no te mueres, Seokjin.
Una vez que Namjoon se quitó el casco, noté que sus ojos estaban inyectados en sangre, como si hubiera sufrido una crisis mental. Inesperadamente, con su mano acarició directamente mi mejilla, como si esa no fuera la misma mano que me empujó del bote.
—¡Maldita sea, bastardo hipócrita!
En un instante, sentí una furia ardiente elevándose en mi corazón, y cuando exploté, ignoré que todavía había un arma apuntándome por detrás. Mi puño cerrado de repente se encontró con la cara de Namjoon, haciéndolo caer directo al suelo. Me arrojé sobre él, inmovilizándolo en el suelo, golpeándolo y pateándolo.
Sin embargo, no evitó mis agresiones, y después de soportar firmemente algunos golpes fuertes, de repente se volteó para refrenarme.
Namjoon luego me arrastró apresuradamente del suelo antes de apuntar un arma contra mi frente.
—Lo siento, Seokjin, pero siempre y cuando nos sigas obedientemente, te prometo que no dejaré que ningún daño vuelva a sucederte —dijo Namjoon con voz baja y ronca, un tono que intentaba asesorarme.
Me burlé desdeñosamente y escupí el polvo que se encontraba en mi boca.
—No te culpo, solo estabas llevando a cabo tu misión. Simplemente estaba golpeando al mentor cuya boca estaba llena de mentiras, no al tú que está parado aquí ahora. Pero ya no somos camaradas, Namjoon. No obtendrán nada de mí solo atrapándome. Mira la situación en la que te encuentras en este momento.
En tanto decía esto, evalué la situación: el lado de Lafarre y los hombres armados detrás de Namjoon se apuntaban las armas entre sí. Miré subconscientemente hacia la sombra oscura dentro de los árboles; Jungkook residía allí y obviamente estaba esperando una oportunidad para atacar, pero el verdadero problema radicaba en si lo habían visto o no.
Sakarol mostró una fría mueca y dijo: —Lo siento, no lo creo. Pequeño licenciado, no estamos aquí para capturarte, solo te queremos... pues pareces tener cierto tipo de efecto en las personas. Los hombres de nuestra tropa alguna vez encomiable se han convertido rápidamente en perros locos solo por estar aquí. —Entonces se acercó aún más a mi oído, susurrando—. Además, parece que eres un cebo de pescado irremplazable. ¿Acaso creíste que no estaba al tanto de esa sirena macho que seguía nuestro bote en ese momento? ¡Parece que no había probado suficiente de tu trasero en el laboratorio!
La voz de Sakarol fue como un rayo golpeando mi oído, haciéndome ruborizar de vergüenza y enojo instantáneamente. Le respondí, —¡Zorra asquerosa, cállate la boca! Ugh-
Antes de que el resto de mis palabras pudieran caer, mi cuello fue estrangulado por sus dedos delgados, pero fuertes.
Sus afiladas uñas se enterraron en mi piel con dureza, y por el rabillo del ojo, vi que Namjoon había palidecido abruptamente antes de gritar, —¡Coronel Sakarol!
—¡Rápido, muévanse! ¡Desháganse de esa sirena macho! ¡Yo arreglaré los asuntos por aquí! —Un tono imponente sonó en mi oído como una radio.
Namjoon me miró, hesitando un poco antes de sacar inmediatamente dos armas y dispararlas en la dirección de Jungkook. ¡Ambas resultaron ser metralletas Thompson!
Con una fuerte explosión, el humo penetró el aire. Unas cuantas rondas de balas salieron disparadas del cañón, dejando un increíble fuego en su estela.
Giré automáticamente la cabeza hacia donde se escuchaba un siseo.
—¡Jungkook!
Sin embargo, por los sonidos de las balas disparadas que me rodeaban, mi voz fue inmediatamente eclipsada. Sin importar a dónde mirara, todo estaba bloqueado por un humo nuboso y amarillo que contenía un fuerte olor a pólvora, este elevándose lentamente en el aire. En un instante, se escucharon disparos más desordenados, y cuando distinguí el rugido de Lafarre mezclado con los gritos de
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A love since time
Fantasy•Kookjin. •Resumen dentro de la historia. •Mención de otros shipps.